QUE NADIE NOS OLVIDE

Martha Téllez de 17 años fue a ver a su novio, tras 6 días la hallaron muerta y a él ni a declarar lo han llamado

La joven fue hallada en los límites de Chicoloapan e Ixtapaluca, las autoridades pidieron los videos de seguridad del municipio equivocado y cuando corrigieron ya no había archivos que ayudaran en la investigación

NACIONAL

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Feminicidio de Martha Téllez

Una jovencita de 17 años desapareció el 21 de febrero de 2016, salió de casa porque iba a encontrarse con su novio Marco Antonio, le llevaba un regalo por el Día de San Valentín, eran aproximadamente las 5:45 de la tarde cuando sólo tomó un juego de llaves y partió, únicamente tenía que caminar cuatro calles desde Vía Láctea, hasta Estepa, en el fraccionamiento Galaxia, en San Vicente Chicoloapan, Estado de México; su madre jamás pensó que desde ese momento no volvería a saber más de ella hasta que hallaron su cuerpo. 

Martha Téllez, Martita, como a la señora Verónica le gusta nombrarle, era “muy tierna”, muy frágil, la tercera de cuatro hermanos y la más apegada a su madre, se ganaba el corazón de todos con su dulzura y su inocencia. No le gustaban las injusticias, cuidaba mucho de los animalitos y se sentía muy conmovida cuando veía a adultos mayores que necesitaban ayuda o personas vulnerables en la calle, trataba siempre de apoyar.

Estaba lista para regresar a la escuela, pero no quería sentirse inútil, para ella era importante trabajar, tener dinero, comprarse cosas y colaborar en casa, con esa idea entró como ayudante en una cocina económica, ahí tenía que hacer de todo; a su madre ese trabajo no le gustaba del todo porque sentía que explotaban mucho a su hija y le pagaban muy poco, pero la joven se sentía bien ahí, además, hasta había hecho amistad con la encargada de nombre Margarita Quintero, una mujer de alrededor de 45 años en ese entonces. 

Escucha aquí la historia de Martha Téllez

Nadie escucha a una madre desesperada 

Martita apenas había celebrado su cumpleaños número 17 unos días antes de aquel domingo 21 cuando dijo que no se iba a tardar, pero la noche cayó y la preocupación de la madre empezó a surgir, estaba confiada en que había llegado con el novio y estaba con él, así que fue a su casa para preguntar, pero al llegar todo estaba a oscuras y nadie respondió los llamados a la puerta. 

Esa noche nadie en casa de los Téllez pudo dormir, al llegar el Sol del día 22, doña Verónica se fue directo a la cocina económica para ver si Margarita sabía algo ya que “era muy amiga de Martha”, pero no, la mujer negó conocer el paradero de su ayudante, de una forma muy nerviosa.

Otra vez a casa de Marco Antonio, esta vez sí se atendió el llamado a la puerta, salió un joven sobrino de él, quien manifestó que su tío no estaba en casa y que Martha sí había ido a ese domicilio un día antes, dijo que iba con unos muchachos en un carro y que su familiar no estaba, que no se habían visto, Verónica preguntó por esos hombres que aseguraban acompañaban a su hija, pero no tuvo más respuestas, para ella todo estaba muy raro y no creía esas versiones. 

Con el apoyo de una patrulla regresó a la calle de Estepa para tratar de hallar a su hija, tenía en mente que se la estaban negando, guardaba la esperanza de que estuviera con él. Al tener el respaldo de los oficiales la angustiada madre tocó de nuevo y esta vez sí salió Marco Antonio estaba “todo adormilado” de hecho hasta se iba vistiendo, eso no le pareció muy normal a la madre ya que ella estuvo todo el tiempo en la calle y jamás lo vio entrar a su casa, era obvio que se estaba ocultando. 

“Lo que hicieron los policías fue pedirles sus nombres completos (el de Marco Antonio y el del sobrino) y le dijeron de forma pacífica: ‘mira si la muchacha está contigo y ya es decisión de ustedes estar juntos, pues no hay problema nada más díganle a su mamá, la señora anda muy angustiada’”, pero la respuesta seguía siendo la misma: no había visto a su novia. 

Marco Antonio al inicio respaldó la versión de su sobrino, pero unos segundos después cambió y dijo que sí estaba en su domicilio cuando Martha lo fue a buscar, pero que decidió no salir, pues ella iba a bordo de un taxi de la Ciudad de México y acompañada de algunos hombres. De nuevo esa explicación no convenció a la señora Verónica, pero no podía hacer nada más. 

Luego de tantas negativas y con el alma en un hilo acudió hasta el Ministerio Público a reportar la desaparición de su hija, luego de muchas vueltas consiguió la cédula de búsqueda que comenzó a pegar por donde pudo. 

La confianza en la supuesta amiga

Verónica sentía que su hija estaba con Marco Antonio, pero tomó la decisión de no regresar a su casa, pues él se ponía muy grosero y le daba miedo que fuera a maltratar a su hija, tenía la idea de que ella buscaría una forma para comunicarse. A donde sí regresó fue a la cocina, para hablar con Margarita, quien estaba enterada de todo lo que pasaba con el caso de su ayudante, con una confianza de la que después se arrepentiría, la señora le daba detalles de la situación, por ejemplo, una fundación de personas desaparecidas ayudó con la difusión de la foto de Martita en medios como la prensa y la televisión, y la cocinera trató de frustrar ese y otros esfuerzos por hallarla, todos con mentiras. 

En esa ocasión dijo que uno de sus comensales la acababa de ver y que “iba bien fresca” caminando, después aseguró que supuestamente la habían visto drogándose por las calles con unos muchachos de su edad y hasta le dio la zona a la señora Verónica, quien no tardó en ir con la esperanza de ver a su hija, no importaba nada, si era cierto que andaba en “malos pasos” haría todo lo posible por ayudarla… no la encontró. 

Pasados los días, Margarita le confesó a la madre que estaba muy preocupada, pues se enteró que una muchachita apareció muerta por una zona de aquel municipio a la que conocen como “GEO”... eso fue el 25 de febrero. 

Para el 27, la madre recibió la noticia más horrible de su vida, habían hallado un cuerpo, en los límites de Chicoloapan con Ixtapaluca, que encajaba con la descripción de “su pequeña y frágil” Martita, las autoridades hicieron el hallazgo gracias a una denuncia anónima que se dio precisamente el 25. 

El cuerpo estaba muy lastimado, con moretones y golpes, “la estrangularon, a Martita la estrangularon, la golpearon y la estrangularon con la propia agujeta de sus zapatos, en la necropsia dice que murió por por asfixia, fue la principal causa de su muerte, dice que fue un un paro de su corazón porque ya no pudo más”, relata doña Verónica.

En la ropa íntima hallaron un ADN, pero los expertos del servicio forense han negado un abuso sexual, dicen que las relaciones fueron consensuadas. Verónica no vive más que con incertidumbre y con la promesa de saber a quién corresponde ese ADN. 

 

Ni siquiera han llamado a declarar al novio que ya está desaparecido

Las autoridades han sido omisas, el caso estuvo mal armado desde un principio, no se tuvo acceso a las cámaras de seguridad, porque los investigadores se equivocaron de municipio y cuando corrigieron la información era demasiado tarde, los archivos ya habían sido borrados, abusando del dolor y la desesperación de la familia. 

Del caso sólo hay un testimonio, el de una señora que vende verduras que vio cómo dos tipos en una motocicleta llevaban a la joven, pero no más. A Marco Antonio y a Margarita Quintero, no los han llamado ni siquiera a declarar y por años, y gracias a redes sociales Verónica mantenía su rastro, pero con sus movilizaciones y su activismo por hacer presión y dar con los responsables de haberle arrebatado a su hija, ambos personajes han desaparecido, ella podría estar en algún lugar de Ecatepec y de él no sabe nada. 

De la única forma en la que se han visto avances fue a partir de una reunión de doña Verónica con el Fiscal General del Estado de México, José Luis Cervantes, en octubre de 2022, quien se sintió identificado por el caso al tener una hija con el mismo nombre, pero sólo por eso. Nadie ayuda a la madre que “vive un infierno” sin su Martha. 

Martha Téllez, víctima de feminicidio 

Por: Paola Sánchez Castro

Edición: María José Serrano Carbajal 

Diseño: Ana Navarro e Ingrid Almaraz

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