Brindar atención de salud y generar políticas públicas para que la gente tenga acceso a ese derecho es la pasión que mueve a Oliva López Arellano, secretaria de Salud de la Ciudad de México. Su carrera a lo largo de este sector, indicó en entrevista con Blanca Becerril a través de la señal de televisión de El Heraldo Media Group, la ha llevado a tener trabajo de campo en Chiapas y la Huasteca Potosina una maestría en Medicina social y convertirse en doctora en Ciencias y Salud Pública.
"Mi corazón está partido entre los servicios de salud y el trabajo dando servicios", dijo.
La funcionaria capitalinatambién ha luchado por mantenerse en el campo de la investigación. Los resultados de esto, indica, la formaron como una persona con afinidad por la labor en contra de la desigualdad social.
La misión de una vida
Oliva López indicó que aunque el país vive inequidades estructurales en cuanto a los programas de salud, las administraciones de Andrés Manuel López Obrador y de Claudia Sheinbaum han buscado reducir estos rezagos por medio de una labor coordinada. La constante en su trabajo, añade, es ir buscando la erradicación de estas condiciones.
Destacó que incluso en la capital se brindan atenciones médicas gratuitas junto con medicamento a la población que no tiene seguridad social laboral sin distinguir su clase, origen o etnia.
"Son servicios de calidad que estamos fortaleciendo", dijo.
Apuntó que hay una apuesta de inversión fuerte para sostener estos servicios, pero que se ha buscado mantener su gratuidad, a fin de que la salud ya no sea vista como una mercancía o un privilegio.
La Covid-19 en la CDMX
La secretaria narró que la pandemia de Covid-19 fue uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado la Ciudad de México. Agradeció que la dependencia no estuvo sola en esta lucha contra la enfermedad, debido a que desde un inicio la jefa de Gobierno encabezó la atención a este mal.
"Tuvo una dimensión metropolitana", dijo.
Dijo que hubo un acompañamiento también con la Secretaría de Salud federal y el gobierno del presidente, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para poder brindar atención a todos.
Pese a las muertes que causó este padecimiento y los cuadros clínicos complicados que experimentaron algunos de los pacientes, aseguró que las autoridades desplegaron todos los recursos disponibles para poder hacer frente al virus que golpeó el país en febrero de 2020. Definió la crisis sanitaria como llena de incertidumbre intensa, en la cual la CDMX estuvo volcada en la gente.
"No negamos el sufrimiento que causó en el mundo, en México y en la ciudad", dijo.
Sin vida social
La funcionaria indicó que su labor al frente de la institución la ha llevado a tener que abandonar una gran parte de su vida personal y a reducir el contacto, con sus hijos, amigos y sus cinco hermanos. Con estos últimos, indicó, ha tenido que tomar la costumbre de festejar todos los cumpleaños posibles cada seis meses.
Eso no evita que tenga relaciones duraderas y tersas. Comenta que con sus familiares tiene un trato de cariño y cercanía importante. Sobre sus vástagos, dijo que una de sus hijos está en España haciendo una maestría, la cual inició justo en el momento que estalló la pandemia; el más joven de los dos, indicó, realiza su servicio social.
"Afortunadamente mantenemos estas formas de comunicación a distancia", dijo.
Su pareja, narró, murió hace unos años. Estas condiciones, platicó, le han permitido dedicarse de lleno a su trabajo, ya que no hay nadie que requiere de su atención constante, aunque hace un esfuerzo para cenar todos los días con su hijo, quien tiene 23 años de edad.
"Me dice. "Mamá, cuando termines de resolver la salud de la Ciudad de México, platicamos"", dijo.
Un amor de toda la vida
Desde que tenía 10 años soñaba con convertirse en médica. El amor le vino por sus padres, los cuales se habían dedicado a esta profesión. Ellos, dijo, trataron de convencerla de que no estudiara la misma profesión, debido a que veían complicados los estudios y además creían que se enfrentaría a un campo laboral muy restrictivo.
"Entre a la universidad en el 76; entonces ya había una masificación de la profesión", dijo.
Cuando le tocó hacer el examen para entrar a la carrera, contó, tuvo que pensar en un plan b, debido a que había mil 200 personas buscando uno de los 100 lugares que brindaba la institución. Su otra opción era tratar de instruirse en Ciencias políticas. Ve su papel en la función pública y en la maestría como la resolución de la alternativa que no tuvo que tomar.
La doctora López se siente cómoda y realizada con la persona que es, dice que en el tintero tiene aún el objetivo de viajar más. Amante del baile y de cantar, la funcionaria dice que hay ocasiones donde debe reprimir estas pulsiones durante el cumplimiento de su labor.
"En donde nos toque estar, donde la dinámica nos coloque, podemos llevar a cabo un proceso de transformación", dijo.
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