De acuerdo con cifras oficiales, en el país ocurrieron más de 900 feminicidios solo durante el año pasado. La raíz de esta problemática podría encontrarse en las conductas machistas, elevadas a un grado de violencia extrema, apunta la profesora e investigadora Mariana Gabarrot.
La autora del libro “El ABC del género” señala que las conductas machistas, enquistadas en la cotidianidad social, pueden derivar hacia actos delictivos violentos, debido a una extrapolación de dichas conductas.
“Yo digo que el machismo mata porque es una forma de violencia extrema contra las mujeres. Este sistema de desigualdades ocasiona que cuando te sales de tu rol, la sociedad y las personas te violentan para regresar a él, desde un chiste de ‘¿por qué te vistes así? Pareces nena’, le dicen a los hombres, o a una mujer que si hace un trabajo que pareciera ser de hombre, eres machorra.
“Ese mecanismo es el mismo de los asesinatos contra mujeres. Proviene de un sistema machista que considera que las mujeres solamente debemos de comportarnos de cierta forma y además esos asesinatos son misóginos, es decir, llevan el machismo a una dimensión aún más agresiva”, explica en entrevista exclusiva.
Gabarrot señala que la misoginia, más que un odio irracional contra las mujeres, se trata de una distinción entre mujeres “buenas” y “malas”, siendo las primeras aquellas que se apegan a la descripción machista de lo que es correcto.
“En la práctica, la misoginia es distinguir entre buenas y malas mujeres. Las que cumplen con los estándares machistas pareciera que no merecen ser violentadas y las que no los cumplen pareciera ser que sí lo merecen.
“A pesar de que hay hombres que son buenas personas, tienen algunas conductas misóginas muy interiorizadas. Esa división entre buenas y malas tiene consecuencias extremas en el caso de los feminicidios y también puede explicar por qué un hombre que mata a una mujer que considera mala, protege a otras, como sus hijas, su madre, su esposa, que considera buenas”, detalla.
Para la investigadora del Tecnológico de Monterrey, las conductas machistas están tan arraigadas en la sociedad que incluso se siguen practicando sin ser conscientes de ello.
“El machismo es un sistema que está embebido, está metido en nuestra cotidianidad, en nuestras leyes, en nuestra cultura y en todas partes. Es un mecanismo que nos encasilla en roles de género", añade.
Al final, Mariana Gabarrot señala que, en todo momento, se pueden tomar acciones para poder revertir poco a poco estas actitudes machistas y tratar de lograr una sociedad más equitativa.
“Yo creo que se puede empezar por todos lados, por ejemplo, puedes empezar platicando en tu casa. Si estás viendo que hay alguna situación de desigualdad, puedes empezar en tu lugar de trabajo, puedes empezar por romper con algunos estereotipos.
“Puedes ser activista o entrarle a la política o podemos empezar por donde sea, porque las desigualdades están en todas partes”, concluyó.
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