"EL CHAMACO NO AGUANTÓ"

Emigró a Estados Unidos y desapareció en Texas... hoy sólo queda la inverosímil versión del coyote

Hace casi un año que la familia de Carlos Eduardo lo ha buscado sin cesar ante la indiferencia de las autoridades en ambos lados de la frontera. Es un drama que embarga a decenas de mexicanos

NACIONAL

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Carlos Eduardo Monroy Velázquez salió del EdoMéx hacia la frontera norte de México. FOTO: Especial / Facebook

Acambay, de poco más de 5 mil habitantes, es uno de los 125 municipios en que está divido políticamente el Estado de México, rodeado de montañas, con sus jardineras y su casco histórico, le dan un aspecto idílico con un intenso verde de fondo. Desde aquí, al menos una vez al mes sale un autobús de pasajeros lleno de personas que intentarán llegar a la frontera norte de México, con Estados Unidos, con el objetivo de alcanzar el "sueño americano". Para ello tendrán que cruzar los kilómetros que separan ambas fronteras y así comenzar una nueva vida al otro lado del Río Bravo.

Carlos Eduardo Monroy Velázquez es una de las personas que se propuso como objetivo viajar al país vecino del norte para trabajar, visitar a sus conocidos, cumplir sus sueños y salir adelante. Esto lo llevó a pedir un crédito de 10 mil dólares (casi 200 mil pesos mexicanos) y lo motivó a abordar el pasado 18 de marzo de 2022 un autobús, junto a al menos medio centenar de personas más, en Acambay con destino a Piedras Negras, Coahuila. Punto desde el que seguiría a pie al menos 20 minutos más hasta encontrarse en Eagle Pass, ubicada en el condado de Maverick, Texas, y a partir de entonces buscaría reunirse con su familia que reside en este país. Sin embargo, esto no se pudo concretar.

Acambay es un municipio de poco más de 5 mil habitantes. FOTO: FB / Turismo Acambay

Al joven de 20 años de edad, se le perdió la pista en este último trayecto el 19 de marzo, hace casi un año. Desde entonces se desconoce su paradero y a partir de esa fecha su familia lo busca desesperadamente. El "coyote" que se encargaría de cruzarlo a través de la frontera, hasta al ciudad de Eagle Pass, le aseguró a su familiar mediante mensajería que Carlos se lastimó el pie y se había quedado en medio del desierto, y que muy probablemente habría muerto. No obstante, esta teoría no termina de convencer a ninguno de los integrantes de la familia Monroy Velázquez ya que hasta ahora no se han encontrado los restos del joven, lo que respaldaría la hipótesis de su muerte.

Carlos Eduardo desapareció buscando el "sueño americano"

Mapa en donde se muestra la ubicación de Acambay. FOTO: Especial

"Mi sobrino se trasladó a una comunidad que se llama Aculco, contiguo a otro municipio, Acambay, en la zona se da un fenómeno migratorio muy grande, todas las personas se van de indocumentados a Estados Unidos, ya hay una industria de coyotes y de todo eso'", contó Marco Velázquez, hermano de la madre de Carlos y tío del joven desaparecido, en entrevista con El Heraldo Digital. Recordó la cercanía que tenía su sobrino con sus primos que viven en EU y con quienes quería encontrarse una vez que hubiese cruzado la frontera.

"Los que están allá ya están en motos, en fiestas, en novias y le empiezan a decir a mi sobrino: 'vente para acá, vamos a trabajar, vamos a estar de alguna u otra forma con muchas libertades que acá en México no vas a tener'", detalló Marco. Esto motivó al joven a dejar sus estudios y a emprender el camino que lo conduciría al cumplimiento de su sueño, esta sería la segunda ocasión que lo intentaría ya que previamente su madre lo convenció de desistir en su intento por irse del país. 

"Él sale de Acambay, está pegado a Atlacomulco, con otro grupo de 'caminantes' o personas en situación de migración. La intención era salir a Piedras Negras y luego atravesar y llegar a Eagle Pass. El último contacto que tuvimos fue el 19 de marzo," declaró Marco.

Cada mes al menos un autobús sale de Acambay transportando a migrantes. FOTO: Especial

Quien recordó la última llamada vía Whatsapp que recibieron de Carlos, en donde les comentó que se encontraba en una casa sin techo junto a los demás migrantes, "esperando la indicación para cruzar el río y ya no sabemos nada hasta dos días después."

"El chamaco no aguantó y se quedó en el desierto"

Tras casi dos días sin saber de Carlos ni de su paradero, la familia de Marco intentó contactar de urgencia al coyote que se encargó de trasladarlo por el desierto: "le empezamos a hablar a él y ya tenía su teléfono apagado", recordó. Pero con el paso de las horas el hombre dedicado al tráfico de personas, respondió finalmente los mensajes: "Lo único que dice es que el chamaco no aguantó y se quedó en el desierto, en ese momento sentimos como una tonelada de piedra en la espalda", declaró Marco.

Carlos Eduardo Monroy tenía 20 años en el momento de su desaparición. FOTO: Especial

El hombre envió las coordenadas del lugar en donde presuntamente se había quedado Carlos y fue en ese momento cuando la familia comenzó la búsqueda. Los padres del joven fueron a la Fiscalía del Estado de México para levantar la denuncia correspondiente, destacó Marco en la entrevista, lugar en donde les tomaron muestras del ADN.

Posteriormente fueron remitidos a la Comisión de Búsqueda Estatal con el funcionario Carlos Garnica, quien a su vez los envió a la Comisión de Búsqueda Estatal de Coahuila, en donde fueron orientados por Roberto Oyervides: "Quienes de verdad sí nos han ayudado durante y después de la desaparición de mi sobrino," reconoció Marco.

A la par, él se trasladó a Piedras Negras y también a Eagle Pass, ambas ciudades fronterizas. "Llegó (su hermana) a la Comisión de Búsqueda... y de ahí estuve en ese primer viaje quince días, me crucé a Eagle Pass, fui al condado de Maverick en Texas con los sheriffs y con la Border Patrol", recordó.

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En esta ciudad recibió la orientación y el apoyo de la fundación "Familias Unidas", que se dedica a asesorar a familias: "Ellos me dan un poco de luz en este proceso porque yo no entendía nada. Entonces, hay una licenciada que se llama Ariadna García de Bosque y ella me acompaña con el Sheriff y cuando yo voy con éste me dice que ya hicieron una búsqueda y que encontraron unas pertenencias de mi sobrino."

Sin indicios del cuerpo de Carlos

Consulado mexicano en Eagle Pass, Texas. FOTO: Especial

Marco contó que entre los objetos que le entregaron se encontraba el celular de su sobrino ("bloqueado y apagado"), una cartera, una mochila pequeña, dinero mexicano, algunos dólares y sus identificaciones. Fue en ese momento en el que preguntó en dónde estaba Carlos y cómo lo encontraron. Le respondieron que los objetos fueron hallados cerca de las coordenadas que dio el coyote, pero hasta ese momento no había ningún indicio del joven o de su cuerpo. A partir de entonces Marco comenzó a realizar las denuncias correspondientes.

Durante los 15 días que permaneció en Piedras Negras "como base", el tío de Carlos visitó cárceles, hospitales e iglesias, en donde preguntaba si lo habían visto. "Después busco a una persona que me pudiera llevar a las coordenadas (donde desapareció), lo más cerca. Como ya es propiedad privada está cercado, no puedes pasar. Me quedé como a 100 metros de donde mi sobrino teóricamente se quedó y regreso (a México) sin saber muchas cosas."

Lugar en donde Carlos pasó la noche. FOTO: Especial

Una vez de regreso en México, Marco decide escribirle a Marcelo Ebrard y va a la Secretaría de Relaciones Exteriores, "me trataron mejor en EU que aquí en México", recordó, "aquí no me dejaron pasar de una reja, solo entregar oficios en oficialía de partes, en SRE", declaró. Mientras que en la Comisión Nacional de Búsqueda no lo dejaron pasar más allá del lobby. "Relativamente estaba más fuerte la pandemia, salió una chica, me recibió y me contestan (posteriormente) que como mi sobrino teóricamente se perdió en EU y que ellos ya no tienen nada que hacer. Entonces empiezo a hacer presión."

La revictimización de la familia

Última fotografía que envió el joven a sus familiares. FOTO: Especial

Marco recordó que en su búsqueda de apoyo y asesoría por las instituciones se tuvo que enfrentar al desinterés de los empleados del gobierno mexicano, tanto en territorio nacional como aquellos que brindan servicio en los Estados Unidos: 

"En la Comisión Nacional de Búsqueda y en el condado de Maverick, empieza como una revictimización, sobre todo por el consulado mexicano en Eagle Pass a donde llego a preguntar el estatus y me dicen que no hay nada."

En las oficinas del consulado fue atendido por Eduardo Hernández, funcionario público mexicano, quien "ni siquiera se acercó a la computadora, desde que llegó me hizo una 'jeta' así de 'ya viene este wey a ching**r' y fue como de: 'vengo desde la CDMX, ¿no puedes siquiera ver tu monitor y fingir que estás trabajando o algo así? Me dice: 'No, no hay nada. Es ahí donde interviene su jefe, la verdad es que sí me 'encabroné'",confesó Marco.

La familia de Carlos ha salido a marchar para dar a conocer su caso. FOTO: Especial

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De regreso a la CDMX asistió de nueva cuenta a la SRE para pedir un "apoyo bilateral. En una segunda visita (a Estados Unidos) logro una segunda búsqueda de mi sobrino en las coordenadas y me dicen que no hay nada", narró. Meses después a su sobrina, hermana de Carlos, le asignan una visa y pudo viajar a EU para realizar una tercera búsqueda del joven desaparecido desde McAllen, Texas, hasta Eagle Pass. Durante este recorrido buscó a Carlos en hospitales, cárceles, iglesias, comunidades y regreso al condado de Maverick sin resultados.

Mientras que en otra búsqueda intervino un grupo especializado de la Border Patrol, un grupo de élite, tras la cual la familia de Carlos piensa que "tal vez el coyote no dio las coordenadas precisas y solo cargó sus cosas (de su sobrino) y él no quedó de ese lado, en esas coordenadas."

¿En dónde está Carlos?

La mamá de Carlos sigue buscando a su hijo. FOTO: Especial

Carlos desapareció a solo 20 minutos del punto final del viaje que lo llevaría a cumplir su "sueño americano", alrededor de media hora de trayecto como máximo. Según el coyote que lo guiaba a él y a los demás "caminantes" que conformaban el grupo, el joven se cayó y se lastimó un pie, por lo que habría decidido quedarse en algún sitio del trayecto. Pero la familia de Carlos no cree que haya sido así ya que el joven destacaba por ser ágil y atlético. 

"Ya investigando en Piedras Negras y preguntando con taxistas, con la Comisión de Búsqueda. Entonces todo ese cruce está controlado por el crimen organizado y todos los coyotes tienen que pagar derecho de piso para que puedan pasar las personas, pero hay algunos que no pagan y entonces cuando los 'cachan' tienen que pagar con personas", relató Marco a El Heraldo Digital.

Celular y algunas de las pertenencias del joven de 20 años. FOTO: Especial

El "pollero", término con el que se también se conoce a quienes trafican con personas, se encuentra actualmente en la prisión del Río "porque lo agarraron en otro viaje, ya tiene antecedentes de trata de personas, entonces ahorita lo que buscamos es ver la posibilidad de obtener una orden judicial para que nos reciba y nos dé una indicación más clara", indicó Marco, quien aún tiene la esperanza que el hombre confiese realmente lo que ocurrió aquella mañana. "Al final esa es la gran incertidumbre, de dónde está y dónde se quedó", aseguró el tío de Carlos.

La ausencia del apoyo de las autoridades

Hasta ahora solo fueron encontrados algunos objetos que pertenecían a Carlos. FOTO: Especial

A lo largo de estos 11 meses buscando a su sobrino, tanto en México como Estados Unidos, Marco ha conocido muy de cerca el viacrucis por el que tienen que transitar las familias de los miles de mexicanos desaparecidos que buscan asesoría, apoyo o alguna información acerca del destino que han tenido sus seres queridos al recurrir a las autoridades mexicanas, o con alguna instancia vinculada de gobierno a la búsqueda o desaparición de personas en territorio nacional. Son ya muchas las ocasiones en las que las víctimas o sus familiares son revictimizadas e ignoradas en su desesperada lucha por dar con una pista que los acerque al sitio en el que podrían estar sus desaparecidos o que los conduzca a encontrarlos vivos o muertos.

"Ya inmerso en este tema, la verdad los consulados mexicanos en las fronteras de EU nada más sirven para sacar el pasaporte. Pero este fenómeno que no es nada más de mi sobrino sino de muchas personas que se pierden en situación de migración, está invisibilizado (...) El Gobierno mexicano al no dar respuesta se están creando estos grupos paralelos de búsqueda de migrantes como Armadillos, Capellanes del Desierto, y 'N' cantidad de grupos que se van a búsqueda porque si no lo hacen ellos ni el Gobierno de México ni el americano lo harían", relató Marco, quien también ha tratado de acercarse con Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación. 

El próximo 19 de marzo se cumple un año de la desaparición de Carlos. FOTO: Especial

"No tiene redes sociales, no hay una forma de comunicarte con él para exponer este u otro caso, el tema de esta situación de miles de personas migrantes. En los colectivos hay un dicho que dice 'Los desaparecidos no son desaparecidos hasta que son tus desaparecidos' y yo lo entiendo perfecto porque si no hubiera sido por la desaparición de mi sobrino yo estaría completamente ajeno al tema."

"No es un tema visto ni que quiera ser visto"

Marco confesó que en nuestro país el tema de las desapariciones y de los desaparecidos no desea ser visto por las autoridades, quienes pareciera que evaden sus responsabilidades o tratan de minimizar la grave situación que se vive en todo el territorio nacional. "El tema de las desapariciones en situación de migración no es un tema visto ni que quiera ser visto. Es un tema más allá de lo legal y de las instituciones. Es un tema que fractura a la familia, de desesperanza, muchas veces no se busca a las personas y tampoco hay un registro de esas personas," aunado a que también es un asunto económico y emocional, confesó.

Carlos Eduardo quizo cumplir su sueño de llegar a EU y ahora se encuentra desaparecido. FOTO: Especial

"Hay un fenómeno en los familiares de las personas desaparecidas que se llama duelo abierto porque estás pasando por un duelo pero no tienes un cuerpo y tienes la ausencia. Es una incertidumbre respecto a la ausencia", explicó Marco, quien recordó que a solo un mes para que se cumpla un año de la desaparición de su sobrino tanto él como su familia han recibido más apoyo de las instituciones no gubernamentales que del propio gobierno mexicano.

"Familias Unidas, la Comisión Internacional de la Cruz Roja, que brindan asesoría e información respecto a personas desaparecidas en situación de migración, Derechos Humanos (CNDH) se portó bien, debo reconocer, y levantó las quejas que tenía que levantar, pero solamente da recomendaciones. No es una institución normativa que pueda exigir algo a las instituciones", contó, al tiempo que enfatizó en la importancia de que las autoridades en México se capaciten en atención a las víctimas de desaparición de personas. 

"Cuando llegas a pedir apoyo a alguna institución mexicana en vez de ayudarte te empiezan a revictimizar (...) entonces, de verdad las autoridades no están capacitadas, no están sensibilizadas, no tienen ese empuje de querer ayudar a las familias. Al contrario, obstaculizan para que tú no hagas nada y se quede en un expediente", narró.

Aún hay esperanza para encontrar a Carlos

El 19 de marzo se cumple un año que la familia de Carlos recibió su último mensaje, pero aún tienen esperanza de encontrarlo con vida y Marco confiesa sus razones: "Nosotros nos negábamos a la posibilidad de que mi sobrino ya esté muerto, ya pasó un año, mi teoría es que lo tiene el crimen organizado, lo tiene incomunicado, en la posibilidad de que no esté muerto, porque no nos han dado más información", declaró.

Además, Marco destacó que no va a ceder ni él ni sus familiares en su lucha por dar con el paradero de su sobrino, por encontrarlo, aún con los obstáculos que ha habido, que hay y que seguramente habrá en el camino, ya que incluso han llegado a extorsionarlos aprovechándose de su necesidad de información, de sus desesperados llamados por encontrar a Carlos y de su incansable lucha por no detenerse hasta volverlo a abrazar. 

"Nos trataron de extorsionar, hicieron fotomontajes y nos la mandaban y que teníamos que depositar a cuentas para que lo liberaran. Te expones a muchas cosas en el camino. Piedras Negras también es una 'zona caliente' que no puedes exponerte y estar preguntando a cualquier persona," declaró.

Finalmente, este aparentemente interminable trayecto le ha dejado la experiencia de vincularse con otras familias de desaparecidos y de conocer de cerca su situación, y de saber que ni él, ni su familia están solos en esta lucha: "No nada más es mi sobrino, hay otros casos, vas haciendo comunidad con familiares de personas desaparecidas. Por ejemplo, al mes que desapareció mi sobrino, desapareció otra persona en condiciones similares. Hay miles de personas que requieren una política pública para estos casos", indicó.

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