REFUERZAN LA VIGILANCIA

Zona de la masacre en Texcaltitlán se torna en pueblo fantasma: sangre, ropa y calzado, rastros de la muerte de sicarios

50 elementos de la Policía Estatal en compañía del Ejército sitiaron el campo de fútbol en donde ocurrieron los crímenes

NACIONAL

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Tras el hartazgo por las extorsiones, los pobladores se revelaron contra la Familia Michoacana Créditos: Gerardo García

Tras la masacre en Texcapilla, Texcaltitlán al sur del Edomex, el pueblo se ha vuelto fantasma en el que 50 elementos de la Policía Estatal reforzados con el Ejército han sitiado el campo de fútbol, donde las manchas hemáticas, equipo táctico y ropa interior quemada, y unidades reducidas a cenizas son vestigio de la muerte de 10 sicarios.

Desde la Puerta Sultepec, las autoridades federales y estatales han reforzado la vigilancia de la entrada a Tierra Caliente, y el número de elementos es similar a la del municipio que decidió rebelarse contra la extorsión del crimen organizado.

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Refuerzan la vigilancia en la escena del crimen 
FOTO: Gerardo García

Reina el silencio en la comunidad tras los trágicos sucesos

Ya en la desviación a esta comunidad, el silencio se apodera de la carretera y de todo el entorno; el ir y venir de las ramas de los árboles son perceptibles al oído, y apenas un puñado de gallinas merodean el asfalto para ver qué encuentran de comer.

Los hogares no registran actividad humana, y sólo en algunas contadas chozas se asoman los curiosos. En tanto, los negocios bajaron la cortina.  

A los alrededores de la cancha de fútbol, una veintena de uniformados tanto de la Policía Estatal como Ministerial, permanecen expectantes a las contadas unidades que circulan por la zona, pues no hay restricción de paso.

Y ya en el lugar aumentan a otros 30 los uniformados que están en resguardo de la zona de batalla donde los integrantes de una célula del cártel de la Familia Michoacana (FM) no pudieron escapar de la justicia por propia mano de los pobladores que se armaron con machetes, ozes y rifles viejos, para defender la vida de los suyos.

El campo es inmenso, pero apenas en un cuarto de este permanecen restos de lo que fue la masacre de los 10 sicarios, pero también de otros cuatro ciudadanos.

Lo que salta a la vista son las manchas de sangre donde quedaron los cuerpos inertes y calcinados de los delincuentes. La más grande es la de Rigoberto de la Sancha Santillán, quien de acuerdo a testigos murió a manos de una señora.

Rastros de la masacre permanecen en la zona 
FOTO: Gerardo García

Otro de los vestigios de la masacre es una manta blanca, así como pedazos de uniformes camuflados y equipo táctico como los es un casco, y se les suma ropa, bóxer y calcetines, como suelas de tenis deportivos y accesorios como gorras.

Además, quedaron impregnados en la tierra la ceniza y piezas mecánicas de la camioneta clonada como la milicia, lo mismo que otras dos unidades.

Los 50 elementos de la Policía Estatal y del Ejército, han permanecido 24 horas en el sitio, sin tener acceso a comida, por lo que la tarde de este sábado aprovecharon la llegada de una camioneta dispensadora de pan para comprar y agarrar fuerzas.

De acuerdo a las autoridades federales la presencia de las fuerzas federales será permanente para proteger a la población de una respuesta del crimen organizado, pues antes de la 22:00  horas de ayer, ya hubo un alertamiento.

De las 14 personas asesinadas, 10 fueron criminales y otros cuatro ciudadanos, que ya fueron entregados a sus familiares, por los que no se percibió la organización de exequias para su despedida.

Además, se contabilizaron siete heridos más, cinco civiles y dos sicarios, éstos últimos sustraídos por el crimen organizado tras su atención médica.

edg