Andrés Mendoza Celis cayó el día 15 mayo de 2021. Lo arrestaron y presentaron ante las autoridades correspondientes un cuerpo de policías municipales de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, comandados por el esposo de Reyna, desaparecida un día antes en la colonia Lomas de San Miguel.
El 16 de marzo de 2022, un año más tarde, se obtuvo una sentencia condenatoria por el delito de feminicidio, y un par de días más tarde dictaron la prisión vitalicia, además de ponerle multas de 5 mil días de salario mínimo, en ese entonces era por la cantidad de 864350, además de un millón 344 mil pesos por la reparación del daño a familiares de Reyna.
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La calle Margarita de la colonia Lomas de San Miguel es un lugar tranquilo. No pasan muchas personas a pie, pero sí algunos carros que llevan prisa y toman la avenida Luis Donaldo Colosio Murrieta con rumbo a Villas de la Hacienda o Cuautitlán Izcalli. Nadie se detiene frente a la manzana 37, lote 19, número 22, donde Andrés Mendoza Celis presuntamente asesinó a más de una decena de mujeres desde los años 90, y las enterró entre las paredes de la construcción o en el piso del patio.
En la banqueta, afuera del portón azul, hay decenas de recibos de teléfono, de la luz, del agua. Son cobros por más de 5 mil pesos que se han acumulado desde hace más de dos años, pero que no volverán a pagarse. Conserva todavía una estampa medio arrancada de "NO ESTACIONARSE", así como cintas de la Policía con la leyenda "PROHIBIDO EL PASO".
Familiares de las víctimas, acompañados por colectivas feministas, han intervenido el lugar. Hay cruces de color rosa con letras en plumón negro que tienen los nombres de sus presuntas víctimas, incluida Reyna, por quien ya fue sentenciado por un feminicidio. Se extienden las mismas hasta el local que fue construido en el terreno, y que durante muchos años fue ocupado por un médico que se mudó algunas cuadras más adelante, en la colonia de enfrente.
"Ni una más", dice un grafiti en color verde, adornada con algunos papeles picados, tradicionales del festejo del día de muertos en México; y también hay decenas de veladoras que ya se consumieron dentro de sus vasos de vidrio o plástico hasta apagarse. A ras de calle, hay un montículo de arena, grava y partes de concreto sacados de la casa, donde también hay cruces con nombres de víctimas que buscan justicia.
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Sandra, Brenda, Valeria, María Luisa, Fabiola, Cristina, Estefany, Lupita, Rosalba, María, Flor, Ingrid, Alejandra y Gali son los nombres que se pueden ver en las cruces de madera intactas, respetadas por todos los vecinos. Hasta el momento, solamente se han identificado a 10 víctimas a través de los restos óseos, de 29 nombres de mujeres que aparecían en las bitácoras que hacía de su propio puño, confiscadas por la Policía.
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Frente a la casa trabajan algunos albañiles en un condominio que anuncia con una lona que se vende o se renta un departamento. La construcción puede ver en primer plano la casa a la que suelen referirse como un "cementerio". A unos cuantos pasos, un barbero hace su trabajo de manera rutinaria, la estética canina sigue funcionando, la tienda también. Algunos vecinos venden sus casas, pero nada tiene que ver con el suceso, son, en su mayoría, personas de la tercera edad que quieren volver a su pueblo.
La policía pasa de vez en cuando, haciendo rondas de vigilancia por toda la colonia, pero tampoco se detienen específicamente en Margaritas, esquina con Nogal. De hecho, hasta hace algunos meses retiraron a una patrulla y el oficial a cargo de la misma que custodiaba el terreno todos los días, durante las 24 horas, los 7 días de la semana.
Andrés Mendoza Celis, conocido como "El Caníbal de Atizapán", paga una condena vitalicia en el penal de Tenango del Valle, pero también tiene una vinculación a proceso por los delitos de desaparición y feminicidio ocurridos en 2017; otra por la desaparición de persona en agravio de una mujer, y por último una tercera por feminicidio, homicidio calificado y desaparición de persona en agravio de una mujer y un menor de edad.