En 2020 entró en vigor el nuevo etiquetado frontal de alimentos y bebidas no alcohólicas, el cuál atiende a una política de salud implementada por el Gobierno de México para informar a los consumidores del contenido nutricional de este tipo de alimentos, y alertar sobre niveles inadecuados para mantener su salud. Sin embargo, empresas como PISA se han negado a regirse por las nuevas disposiciones normativas.
Su bebida Electrolit, uno de los productos más vendidos por la farmacéutica, no ha sido etiquetada para advertir al consumidor sobre el exceso de sodio, edulcorantes y otras sustancias con repercusiones directas sobre la salud. Uno de los argumentos de PISA es que su producto funge como un insumo médico y no como un alimento, por lo que la nueva normatividad no es aplicable para ellos.
PISA no solo se ha beneficiado económicamente con la salud de los mexicanos, sino que ha eludido también el pago de iva que debería generar su bebida azucarada con el argumento de ser medicamento. La empresa ha dejado de pagar al SAT más de 2,800 millones de pesos por este concepto.
No es la primera vez que PISA contraviene las disposiciones normativas del Estado mexicano. Es ampliamente conocido que no solo durante sexenios pasados fue beneficiada con licitaciones multimillonarias, sino que también se han caracterizado por comercializar medicamentos de dudosa calidad. No es de extrañarse que esta empresa busque reimponer las prácticas monopólicas por las que operó durante años, además de recuperar su presencia en el sector público y por la que fue inhabilitada en 2019 para ser proveedor del Gobierno Federal.
Resultados del nuevo etiquetado
Con las empresas que sí cumplen, este nuevo etiquetado ha permitido que los consumidores tomen decisiones conscientes y con ello reduzcan los niveles de obesidad, así como las comorbilidades asociadas. Desde la entrada en vigor de estas nuevas reglas etiquetado (NOM-051), la mayoría de las empresas dedicadas a la venta de alimentos y bebidas preenvasadas han implementado los nuevos cambios en sus etiquetas.
De acuerdo con información pública, el consumo de alimentos con alto contenido calórico, grasas saturadas y azúcares en promedio disminuyó en al menos un 7% en tan solo un año. Particularmente, grandes empresas de este ramo como FEMSA, Bimbo, Sabritas, Gamesa, entre muchas otras, con el acompañamiento de la Secretaría de Salud y la Secretaría de Economía, han transitado exitosamente al nuevo esquema.
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dhfm