El pasado 2 de mayo se inauguró la exposición “Aztecas: el pueblo que movió el sol”, en el Museo Nacional de Corea, uno de los recintos más importante de la historia y arte coreano, con el fin de impulsar y mostrar la riqueza cultural de México en el marco de las conmemoraciones por el 60 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
La exposición rompió récord al agotarse todos los boletos desde el día de su inauguración, por lo que se prevé tener cerca de 100 mil visitantes en este año.
Durante su visita a Seúl, Corea, el canciller Marcelo Ebrard Casaubon, señaló que “es una de las exposiciones más importantes que ha habido sobre la civilización mexicana en este país”.
“Es extraordinario lo que se está exhibiendo y va a tener un gran impacto como lo tuvo en Viena hace unos meses, la presencia de México en términos culturales, históricos, en su patrimonio, es enorme, tiene un impacto muy, muy profundo, y es el caso aquí en Seúl, en Corea”.
Los visitantes tendrán un acercamiento con la historia, los rituales, la vida cotidiana y el legado del pueblo azteca.
Presenta más de 200 objetos arqueológicos y dos reproducciones pertenecientes en su mayoría a las colecciones del Museo Nacional de Antropología, el Museo del Templo Mayor y el Proyecto Templo Mayor.
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Por su parte, el embajador de México en Corea, Bruno Figueroa, indicó que por primera vez se realiza una exposición sobre los aztecas en Corea, con piezas no solo de México, sino también de museos europeos, la cual ha tenido una acogida extraordinaria.
"En este lado del mundo, 60 años es un número muy importante en que se cierra un ciclo y se inicia otro, es el ciclo de la sabiduría, por eso buscamos una actividad cultural de gran impacto para la sociedad coreana".
Entre las piezas resaltan máscaras-cráneo, esculturas en barro de gran formato como la que representa al dios de la muerte, Mictlantecuhtli; finas láminas de oro que simbolizan a la divinidad lunar Coyolxauhqui; caracoles cortados y esgrafiados; cuchillos bifaciales de gran tamaño; copas policromadas; una escultura de atado de años y un cofre de piedra para ofrenda (tepetlacalli), entre otras, que podrán ser apreciadas en el Museo Nacional de Corea hasta el 28 de agosto.