Luego del asesinato de dos padres jesuitas en la sierra Tarahumara de Chihuahua, el cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, aseguró que también fue interceptado en un retén del crimen organizado en la zona norte de Jalisco esta semana.
En entrevista con Guadalupe Juárez y Sergio Sarmiento para El Heraldo Media Group, el vocero de la Arquidiócesis de Guadalupe, el padre Antonio Gutiérrez, señaló que los niveles de inseguridad a los que se enfrentan las órdenes religiosas en México han llegado a niveles preocupantes, pues incluso hay partes del país donde los párrocos deben pedir permiso a los líderes criminales para realizar las fiestas religiosas..
El vocero de la Arquidiócesis de Guadalupe explicó lo sucedido con el obispo de Guadalajara, quien al realizar sus visitas a las diferentes misiones de la zona norte de Jalisco, en específico a los municipios de Villa Guerrero y Totatiche, fue detenido por un retén del crimen organizado.
En dicho operativo instalado por el crimen organizado, se encuentran dos personas, uno de ellos vestido como policía y otro que aparenta ser policía pero es claro que era miembro de un grupo criminal.
Al ser detenido al cardenal le preguntan hacia dónde va, con quién se dirige y a cuándo se regresa o si solo será de paso.
Organizaciones criminales controlan toda la vida en la zona
El padre Antonio Gutiérrez, aprovechó para denunciar que al menos en esta zona norte de Jalisco, los párrocos deben pedir permiso al crimen para hacer fiesta patronales, pero no solo eso pues la criminalidad prácticamente controla todos los aspectos de la vida de estas comunidades.
Tal es así que, aseguró el padre Antonio Gutiérrez, que las personas ya recurren a estos grupos para que pongan orden y se lleve una estabilidad en la comunidad, en una especie de “paz fría”, que abarca todos los ámbitos de la vida cotidiana, tanto religiosa como del propio poblado.
En este sentido señaló que la vida religiosa sigue, mientras no haya afectaciones de los grupos criminales de esta zona, pues mientras no se les contradiga, prácticamente la vida cotidiana continúa.
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