Con una inversión de sólo 607 dólares al año por habitante, México es el país con la menor financiación gubernamental en salud entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
Además, solamente 52 por ciento de la atención médica en el país la paga el gobierno, cifra que contrasta con el promedio de los países que conforman esta organización, que es de 73 por ciento, lo que implica un crecimiento en el gasto de bolsillo de las familias mexicanas.
Para Alejandra Llanos, especialista del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), la pandemia sólo agravó el panorama, pues ésta requería de recursos suficientes en el sector para garantizar el acceso al diagnóstico y tratamiento para todos, e impulsar y optimizar la capacidad del sistema de salud, situación que no se cumplió y llevó a las personas a absorber este gasto.
Es así que, en México, ante un contexto de tasas de atención del sistema público inferiores a 43 por ciento, el gasto de bolsillo promedio por persona se incrementó 40 por ciento, al pasar de dos mil 358 pesos en 2018, a tres mil 299 pesos en 2020, según los propios datos del CIEP.
El panorama se agrava todavía más luego de que, según la propia OCDE, México también se posiciona como uno de los países que cuentan con un menor número de médicos, con tan sólo 2.4 por cada mil habitantes, casi la mitad de los que reporta Dinamarca, situación que repercute directamente en la calidad de vida y gasto que deben hacer los mexicanos para atender sus enfermedades, mismos que con la pandemia se acrecentaron.
“Destinar menores recursos para salud se relaciona con incrementos en el gasto de bolsillo, necesidades insatisfechas e infraestructura limitada para hacer frente a la demanda de servicios de salud”, detalló la investigadora.
PAL