Durante la temporada 2020 – 2021, 37 ballenas se quedaron atoradas en redes pesqueras en las aguas mexicanas. De éstas, se logró liberar a 12 gracias a la capacitación y trabajo de voluntarios de La Red Nacional de Asistencia a Ballenas Enmalladas (Raben)
Las principales amenazas que enfrentan los cetáceos en la actualidad son la pesca incidental y el enredo con las redes. Al año, 300 mil ballenas, delfines y marsopas, desde el Ártico hasta la Antártida, mueren por esas dos causas, reveló el informe Protegiendo los corredores azules de la la WWF.
Estas redes incluyen cualquier tipo de arte o equipo de pesca abandonado, perdido o desechado, que a menudo no se ven.
Por esto la importancia de la Raben, que cuenta con 15 equipos de expertos capacitados que laboran en el Pacífico mexicano, desde Oaxaca hasta la Península de Baja California. Los grupos pueden variar en la cantidad de miembros, según la región, pero los integran Secretaría de Marina, Capitanías de Puerto, Profepa, Fonmar, tour de operadores de observación de ballenas, Instituciones Académicas y Organizaciones Civiles.
Este grupo sigue los protocolos establecidos por la Red Global de Respuesta a Enmallamientos de Grandes Ballenas, organismo de la Comisión Ballenera Internacional del que nuestro país forma parte.
Su labor es muy importante para salvar a estos cetáceos de lesiones, pérdida de extremidades o la muerte, ya que una ballena puede llegar a nadar hasta 15 kilómetros por hora y aunque esté atorada, es capaz de recorrer grandes distancias.
Las maniobras de liberación pueden durar días o incluso meses y a veces se requiere de la participación de varios de los grupos tras su paso por los estados costeros.
México alberga varios tipos de ballenas: la Azul, la Gris y la Jorobada, la Franca del Pacífico Norte, la Minke, la Sei, la Bryde y la de Aleta. Todas las anteriores están sujetas a protección especial, excepto la Franca, la cual se encuentra, en la actualidad, en peligro de extinción.
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