Colima sumó 16 días consecutivos de homicidios y balaceras, en la zona conurbada de Colima-Villa de Álvarez, con un saldo de más de 40 asesinatos.
Dicha ola de violencia inició el 7 de febrero y es derivada del conflicto entre dos células de Cártel Jalisco Nueva Generación, una de ellas local, identificada como “Los Mezcales”, que se remonta a una riña registrada en el Cereso de Colima el pasado 25 de enero, que dejó como saldo el homicidio de 9 de internos y 7 lesionados.
Ante dicha situación, la Secretaría de Educación emitió una circular a todos los directores para que, en caso de percibir algún riesgo, pudieran dejar las clases presenciales y optar por clases a distancia.
La semana del 7 al 11 de febrero 15 escuelas cerraron sus puertas y la mayoría reanudaron durante la siguiente semana, pero una de las últimas en hacerlo fue la Secundaria Reyes Heroles turno vespertino, de la colonia Infonavit, en Colima.
Ante el regreso a las aulas este martes, padres de familia se manifestaron inconformes y enfatizaron el riesgo al que se ven expuestos los adolescentes en el transcurso a la escuela o de regreso a casa, ante una balacera o ser víctimas de una bala perdida.
Otras instituciones como la Universidad de Colima suspendió todas sus actividades el 10 y 11 de febrero y las reanudó al lunes siguiente, ante la inconformidad de un sector de la población estudiantil, que aseguraron no sentirse seguros.
Este miércoles continuaron registrándose más hechos de violencia, en medio del reforzamiento de la seguridad, por parte de corporaciones federales, estatales y municipales.
La noche del martes se recrudeció la violencia con cinco homicidios, en las colonias Fátima y Nuevo Milenio, del municipio de Colima, así como en una reconocida cenaduría, ubicada en el centro histórico de Villa de Álvarez. Dos de estos homicidios fueron de mujeres.
Los asesinatos registrados en la colonia Fátima ocurrieron frente una escuela primaria, lo que ha sido muy frecuente en esta jornada de violencia, como la balacera del pasado 17 de febrero, frente a la escuela primaria de la comunidad de Piscila, Colima, en horario escolar, donde los alumnos se arrojaron al piso para resguardarse de las balas.
Por Martha de la Torre
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