A lo largo de su historia, México ha hecho honor a una práctica de humanismo a nivel internacional que es aquella de otorgar asilo a refugiados políticos, convirtiéndolo en una tradición histórica. Según la Ley sobre Refugiados, protección complementaria y asilo político el asilo político es “la protección que el Estado Mexicano otorga a un extranjero considerado perseguido por motivos o delitos de carácter político o por aquellos delitos del fuero común que tengan conexión con motivos políticos, cuya vida, libertad o seguridad se encuentre en peligro, el cual podrá ser solicitado por vía diplomática o territorial”. En México el artículo 15 de la Constitución legisla el derecho de asilo político y en el marco jurídico internacional se encuentra la Convención sobre Asilo de La Habana de 1928 y la Convención sobre Asilo Diplomático firmada en Caracas en 1954.
Recabando un poco en dicha historia encontramos nombres desde: José Martí que fue exiliado de España como castigo ya que participó en el movimiento independentista de Cuba, al revolucionario ruso León Trotsky y su esposa Natalia Sedova, al filósofo José Gaos y el director de cine Luis Buñuel como dos de las más de 25,000 personas del exilio republicano español en México durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. La administración actual encabezada por Andrés Manuel López Obrador ha hecho oda en otorgar el asilo político en dos situaciones de emergencia recientes. El primero fue concedido en 2019 al ex presidente de Bolivia, Evo Morales, en palabras de Marcelo Ebrard, “por razones humanitarias y en virtud de la situación de urgencia que se enfrenta Bolivia, donde su vida y su integridad corren riesgo”.
La segunda situación de emergencia se gestó en Perú cuando al presidente Pedro Castillo fue destituido y apresado dando pie a un contexto complejo con manifestaciones a nivel nacional. El gobierno mexicano ha expresado el apoyo a Castillo y consideró ilegal su detención. De igual forma, Argentina, Bolivia y Colombia han hecho pronunciamientos a favor del mismo. Ante esto, López Obrador aseguró la disposición de recibir al exlíder peruano, a su familia y a “todos los que se sientan perseguidos en Perú”. Lilia Paredes, Arnoldo y Alondra, esposa e hijos del mandatario, llegaron a México el 21 de diciembre de este año. El asilo político ofrecido por México estos últimos años no busca atentar contra el principio de no intervención, como algunas declaraciones aseguran, sino ofrecer una mano al país hermano y acatar la tradición histórica mexicana de actuar de manera humanitaria en momentos de crisis.
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mgm