DÍA MUNDIAL CONTRA EL SIDA

Entre "muecas de rechazo" y "palabras que lastiman": así viven las mujeres con VIH en México

Los grupos vulnerables enfrentan la infección con otras cargas extras, además de los prejuicios y discriminación

NACIONAL

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Las diferencias biológicas y sociales hacen que las mujeres enfrenten el VIH de manera diferente a los hombres. Créditos: Frepik.

En México existen varios grupos vulnerables, las mujeres y los adultos mayores están entre ellos, muchas son las dificultades que enfrentan, pero si se le suma el tener un diagnóstico de VIH las cosas se complican aún más. Parte de ello es el machismo que permea en la sociedad mexicana. Aunado a ello, se sigue creyendo que el Virus de la Inmunodeficiencia Humana afecta casi en exclusivo a los hombres, por lo que la mujer no atiende ese aspecto de su salud. 

La forma en que una mujer recibe el diagnóstico de VIH suele ir acompañada de un proceso previo de dolor, muchas de ellas enfrentan la enfermedad de su esposo, un camino largo, lleno de incertidumbre, pues a la par que la salud de sus parejas se deteriora, crece la incertidumbre, hasta que llega la razón: SIDA, pues en ese momento están en esa fase de la infección.

Al saber que su pareja es seropositivo, llegan las preguntas, ¿dónde se contagió? ¿También lo tendré yo? Esa carga de dolor va a acompañada de impactantes respuestas, primero el hombre al que confiaron su amor, su vida y su salud las traicionó, fue infiel. Segundo, llevó a la casa donde la monogamia era ley un virus, que ahora habita también sus cuerpos y las está enfermando. 

El dolor acompaña el diagnóstico de VIH. Foto: especial. 

Otras más se enteran de que están infectadas durante el embarazo, pues en México realizar la prueba durante la gestación forma parte de un protocolo para prevenir la transmisión vertical, de madre a hijo. El momento feliz se torna incierto. 

En el embarazo se debe seguir un protocolo para evitar que el futuro bebé se infecte durante la gestación, el parto o la lactancia. Se aplican medicamentos antirretrovirales durante toda la gestación, se programa cesárea, pues es imposible que ocurra un parto vaginal y se evita que se amamante al bebé. 

El sutil rechazo

Como muchas otras personas, las mujeres deciden callar su diagnóstico, pues al decirlo llegan aquellas miradas, esos silencios incómodos, esa mueca que demuestra rechazo, ese que sin palabras lastima profundamente. Pues cuando dicen: mi marido murió de SIDA, las condolencias que se dan a una viuda no llegan, pero sí los juicios, los estigmas

Pues pese a que hace casi 40 años se demostró que el VIH puede infectar a cualquier persona, se sigue creyendo que afecta a miembros de la comunidad LGBTQ+, trabajadores sexuales y personas promiscuas, por lo que al compartir el diagnóstico llega el desprecio. 

Pero para muchas mujeres esto no se limita a vivir el dolor en silencio, implica enfrentar la viudez, los juicios por no amamantar al bebé, la carga de hacerse responsable de la economía familiar y uno muy de ellas: la traición que no solo rompió su corazón, también sus vidas. 

De acuerdo al coordinador de Comunicación de la Casa de la Sal, Carlos García, a todo lo anterior se suman otros factores que no solo aíslan a la mujer seropositiva, también hacen que dejen el tratamiento, pues muchas de ellas son indígenas, con pocos o nulos estudios, lo que complica conseguir un trabajo. 

Casa de la Sal brinda acompañamiento a mujeres embarazadas con diagnóstico de VIH, hasta que el bebé cumpla dos años, además de la ayuda psicológica, se les otorga una despensa mensual, cuyo producto que no puede faltar es la fórmula láctea. 

Grandes diferencias 

La mujer es particularmente vulnerable a la infección por el VIH debido a varios factores, además de los biológicos están los sociales. 

  • Biológica: fisiológicamente la extensión de la mucosa genital de las mujeres es mayor, tiene mayor exposición potencial al VIH y durante una relación sexual con un hombre con VIH. Además, el semen suele tener mayor concentración de virus que los fluidos vaginales entre personas que no están bajo tratamiento antirretroviral.
  • Social: los patrones de poder y dominio de los hombres hacia las mujeres en lo económico, lo familiar, la participación social y política, entre otros, limitan la posibilidad de que las mujeres gocen de poder para la toma de decisiones sobre su cuerpo, su sexualidad y su salud. Un ejemplo de esto son las dificultades que experimentan las mujeres para negociar el uso del condón con sus parejas. Estos patrones sociales también limitan a las mujeres en el conocimiento y ejercicio de sus derechos.
  • Cultural: las diferencias que la sociedad marca para hombres y mujeres lleva a que ciertas concepciones sobre el amor, el romanticismo y la fidelidad propicien prácticas de riesgo sobre la base de falsas seguridades acerca de la fidelidad de la pareja masculina.

Socorro García, directora de Programas Clínicos de Casa de la Sal, señala que además la carga viral en las mujeres suele ser más grande, lo que provoca que desarrolle antes que su pareja la fase de SIDA, ocasionando que sean culpadas de haber infectado al hombre. Además, las mujeres tardan más tiempo en llegar a ser indetectables. 

A esto se suma que las familias de la pareja masculina comienzan a culpar a la mujer, pues ella desarrolla más rápido los síntomas de la enfermedad, también la juzgan al no amamantar al bebé, pues muchas prefieren callar el diagnóstico. 

No todo está perdido

Culturalmente la mujer debe dejarse al último para no ser tildada de egoísta, esto se ve más cuando es madre, por lo que su salud queda relegada. Convencer a alguien de que es tan importante como su familia, devolverle la seguridad y la autoestima es una tarea titánica. 

Pero los talleres de empoderamiento de Casa de la Sal muestran a las mujeres que no todo está perdido, que su valía como mujer reside en ellas y no en lo que sacrifican por los demás. Así las mujeres comienzan a empoderarse, a sanar sus cuerpos y sus corazones heridos. 

Adultos mayores

Otro grupo vulnerable que tampoco está exento de infectarse de VIH son los adultos mayores, sin embargo, también están olvidados en la prevención y detección del virus. Los avances médicos han permitido que muchas de las personas que se infectaron hae años hayan llegado a la tercera edad, sumando así nuevos esfuerzos.

Con la edad el cuerpo no responde de la misma manera, si se le suma el VIH las cosas pueden ponerse peor, pero como en casi todo respecto al virus, la prevención es clave en el éxito. 

Casa de la Sal ofrece talleres para adultos mayores con VIH y sus cuidadores, con ellos se busca que la calidad de vida sea optima, derribando prejuicios e ignorancia,

DMGS

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