Preocupada, Roxana Flores llegó a las 15:00 horas a la esquina de Isabel La Católica y Regina, en el Centro, para realizarse una prueba de COVID-19 en una farmacia, pero ya no encontró.
La demanda que se registró la mañana de ayer en este punto, con una larga fila para aplicarse el análisis rápido para detectar SARS-CoV-2, provocó que los reactivos se agotaran, a pesar de que el servicio termina hasta las 20:00 horas.
Acompañada por dos amigas, Roxana relató a El Heraldo de México que acudieron de inmediato debido a que dos compañeros en la empresa de construcción en la que laboran resultaron positivos. “Estamos un poco nerviosas porque trabajamos en el ramo de la construcción y no podemos detener nuestras labores”, indicó.
En una sucursal de Concepción Beistegui y Cuauhtémoc, colonia Narvarte, también se observó alta afluencia de personas que buscaban la prueba y que tampoco alcanzaron.
"La demanda es muy alta. Llegué a las 11:00 de la mañana y me tocó turno hasta las dos de la tarde", dijo Guadalupe del Consuelo Martínez, de 63 años, quien estuvo formada tres horas 40 minutos, pues la toma de muestra se la realizaron a las 14:40 horas.
Guadalupe señaló que primero fue al IMSS porque se siente enferma y tuvo contacto con vecinos que dieron positivo, pero le dijeron que era una faringitis y no le realizaron la prueba.
La demanda en este punto se incrementó, al grado que provocó aglomeraciones y tuvieron que implementar un sistema de fichas: 13 cada hora, en dos turnos: matutino y vespertino, sin embargo, el lunes, los lugares se agotaron al arranque del vespertino, e incluso personas que asistieron en la mañana, como Guadalupe, se esperaron a la tarde.
Trabajadores en diversos establecimientos describieron que el aumento en la demanda de pruebas empezó desde el 20 de diciembre. De 70 test que realizaban en un turno vespertino antes de esa fecha, ahora realizan entre 120 y hasta 150, y son insuficientes.
Por Almaquio García y Gerardo Suárez
PAL