La falta de actividad física puede desencadenar en un aumento en las enfermedades no transmisibles, tales como la hipertensión y la obesidad, las cuales dominan el panorama de salud en México y sus complicaciones representan la principal causa de muerte en el país, e incluso llegan a complicar otros padecimientos como la COVID-19.
Por ello, en 2013, el gobierno federal, en ese entonces encabezado por Enrique Peña Nieto, con una tasa de sedentarismo de 56 por ciento de la población, propuso una campaña con indicaciones sencillas: Chécate, mídete, muévete; cuyo fin fue promover la consolidación de una cultura para facilitar la adopción y mantenimiento de estilos de vida saludables en la población mexicana.
Tras su aplicación, el Inegi publicó en 2016 los principales resultados de la estrategia: sólo 11 por ciento de la población dijo conocer el programa, que pasó de promover una hora diaria de ejercicio a sólo 15 minutos al día, lo que llevó a que el sedentarismo, a nivel nacional, se elevara al menos un punto porcentual, al igual que la obesidad, que pasó de 72 por ciento en 2016 a 73 por ciento en 2021, mientras que la hipertensión pasó de 25 por ciento a 29 por ciento en 2021.
“Antes de la campaña, en los espectaculares o anuncios de la tele o radio nos decían que lo ideal era hacer una hora como mínimo de ejercicio. Ahora nos dicen que basta con 15 minutos al día”, indicó Omar Rocha, médico del IMSS.
El especialista, quien ejerce su profesión en el Edomex, indicó que se considera sedentarismo cuando una persona ejecuta menos de 30 minutos de ejercicio al día y menos de tres días a la semana; no obstante, en un país con un consumo tan alto de carbohidratos, se recomienda mantener una rutina balanceada y promover dicha cultura principalmente en los menores de edad.
“Los niños ya están empezando a tener niveles de sedentarismo. El 70 por ciento no hace actividad física”, aseguró.
Señaló que la tecnología, la desinformación y el estilo de vida como la alimentación, tiempos de traslado, de trabajo y estudio se han ido modificando luego de la pandemia, lo que también ha aumentado los tiempos de reposo o inactividad.
“Antiguamente, el ser humano era muy activo; tenía desplazamientos amplios y empleaba mucha fuerza”, dijo.
Recomendó llevar a cabo un proceso gradual de adaptación, que puede comenzar con incluir desplazamientos físicos en las actividades diarias, como caminar en lugar de usar el auto y un entrenamiento físico.
PAL