NARCOTRÁFICO

El Chupeta: El narcogalán colombiano que quedó desfigurado y testificó contra El Chapo

El colombiano se convirtió en un “narcoyupi”, un criminal de clase media con estudios universitarios

NACIONAL

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‘El Chupeta’ se convirtió en lo que más despreciaba. Foto: Especial

El narco colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía alias ‘El Chupeta’ despreciaba a los delatores y los castigaba cruelmente; sin embargo, terminó siendo uno en el juicio contra “El Chapo” Guzmán.

‘El Chupeta’ fue parte de la nueva generación de narcos colombianos surgidos en la década de 1990, una generación proveniente de la clase media que incluso algunos de ellos habían ido a la universidad como el caso de Ramírez Abadía que se enfilaba como ingeniero civil; sin embargo, los jefes de los cárteles se cruzaron en su camino.

Juan Carlos Ramírez era un hábil jinete de caballos con capacidad administrativa y gerencial. Tenía una personalidad que le valieron tener muchas admiradoras caso como un seductor de telenovela, un galán de televisión, describe el exdirector de la policía colombiana, el general Óscar Naranjo en su libro “Se creían intocables”, citado por Proceso.

La afición por los caballos fue el hilo conductor para entrar en el mundo del narcotráfico específicamente con los jefes del Cártel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuel quienes vieron en el joven ‘galán’ aptitudes para ser un líder nato en el narco por su personalidad seria e inteligencia.

‘El Chupeta’ se convierte en un “narcoyupi”

El narcogalán colombiano se convirtió en un “narcoyupi”, los narcos de clase media, sucesores de temibles narcotraficantes como Pablo Escobar, Gonzálo Rodríguez Gacha y los propios hermanos Rodríguez Orejuela.

Con 24 años de edad en 1987, ‘El Chupeta’ -nombrado así por su gusto de las paleta de caramelo llamadas chupeta- comenzó a traficar cocaína hacia Estados Unidos a través de México en alianza con Amado Carillo Fuentes ‘El Señor de los Cielos’ y con Joaquín Guzmán Loera ‘El Chapo’.

Ramírez Abadía se convirtió en un “narcoyupi”. Foto: Especial

Para 1995, ‘El Chupeta’ ya era un millonario narco con una empresa criminal consolidada con propiedades en Chicago, Los Ángeles, Nueva York, Panamá y Colombia con testaferros, abogados, contadores y por sicarios, éstos últimos como parte fundamental para su carrera criminal como líder del Cártel del Norte del Valle.

El desprecio de ‘El Chupeta’ por los “sapos”

Ramírez Abadía se regía por un “código de honor” con la ley del silencio que era inviolable para él. A los delatores les llamaba de manera despectiva como “sapos” a quienes duramente los castigaba con su venganza que se extendía hasta sus hijos y sus esposas.

Víctor Patiño Fómeque a.k.a. ‘El Químico’ fue uno de los socios de ‘El Chupeta’ que se convirtió en informante de las autoridades judiciales de Estados Unidos. En 2004, el líder del Cártel del Norte del Valle cobró una sanguinaria venganza en su contra tras torturarlo y asesinarlo con una arma blanca para tirar tanto sus restos descuartizados como los de dos niñas de su familia al río Cauca.

‘El Chupeta’ consolidó su poder en el Cártel del Norte del Valle con la ayuda de su brazo derecho el contador Laureano Rentería por su minucioso trabajo en los ingresos y gastos de la organización  que halló nuevas formas para lavar activos en paraísos fiscales y en los mercados financieros internacionales.

¿Cómo fue la caída de ‘El Chupeta’ con su rostro desfigurado?

‘El Chupeta’ estuvo preso por siete años por narcotráfico y pese a ello logró que el Cártel del Norte del Valle creciera gracias a Laureano Rentería quien desde la cárcel operó para que la red de activos, tráfico de drogas y de sicarios se extendiera.

En la cárcel, Rentería conoció a ‘El Copérnico’, un militar retirado que fue encarcelado por un desfalco en una base naval. Su amistad se convirtió en amor y trascendió al “ámbito profesional” donde el exmilitar fue el asistente de la mano derecha de ‘El Chupeta’.

‘El Chupeta’ estuvo preso por siete años por narcotráfico. Foto: Especial

 ‘El Copérnico’ consideraba a Rentería como “el amor de su vida”; sin embargo, una traición del contador hirió al exmilitar y por despecho decidió denunciar la red de ‘El Chupeta’ y propiciar su caída “quiero verlo arruinado (a Rentería)”, cita el general Naranjo en su libro.

‘El Copérnico’ llamó a Óscar Naranjo, el entonces director de Investigación Criminal de la policía colombiana y le dio pormenores de la organización desde la ubicación de “caletas”, como se llama en Colombia a las excavaciones de los narcos para esconder dinero y armas, nombres de funcionarios que eran sobornados, los embarques de cocaína, los costos de la mercancía y del transporte y de los intermediarios y las utilidades netas, así como los pagos a sicarios y abogados. 

Asimismo, ‘El Copérnico’ también reveló las ubicaciones de las siete casas en Cali donde se escondía ‘El Chupeta’. La traición de ‘El Copérnico’ logró que Rentería fuera asesinado con cianuro por Ramírez Abadía mientras éste escapaba a Brasil.

La madrugada del 7 de agosto de 2007, las policías colombianas, brasileñas y de la DEA encontraron a ‘El Chupeta’ en Sao Paulo con su rostro totalmente modificado, desfigurado a como lucía en los noventa como galán de telenovela.

El narco se había practicado al menos seis cirugías en su rostro. Foto: Especial

De acuerdo con Óscar Naranjo, el narco se había practicado al menos seis cirugías en su rostro, tenía la barbilla partida, los pómulos desproporcionadamente pronunciados, la nariz afilada, las mejillas estiradas y rígidas, los ojos rasgados y los labios más delgados, como un hombre desfigurado.

‘El Chupeta’ ayudó a la cadena perpetua de ‘El Chapo’

‘El Chupeta’ se convirtió en informante y declaró en el juicio contra ‘El Chapo’ en 2018. Declaró que lo conoció en persona y fue su socio en la maoyr parte del tráfico de las 400 toneladas de cocaína que el colombiano envió a Estados Unidos a través de México.

Detalló que el líder del Cártel de Sinaloa se quedaba con 40 por ciento de la cocaína. Su declaración fue fundamental para que Guzmán Loera fuera sentenciado, mientras que Ramírez Abadía cumple una condena de 25 años de cárcel, a la espera que sea reducida por su colaboración en el juicio de ‘El Chapo’.

‘El Chupeta’ se convirtió en lo que más despreciaba y de ser un narcotraficante sanguinario terminó con la cara desfigurada y en la cárcel.

RM