El confinamiento por la COVID-19 ha provocado un fenómeno migratorio de familias completas a ciudades medias. Las personas buscan hogares más amplios, menos costosos y que permitan una mejor calidad de vida y evitar largos traslados hacia trabajo, casa o escuela. Se calcula que esta tendencia interna persistirá en los próximos cinco años.
“Se ve un fenómeno a nivel mundial, la gente que vive en grandes ciudades está cambiándose a ciudades más pequeñas. Están buscando una mejor calidad de vida y también obviamente mejores precios. La pandemia ha elevado 37 por ciento la búsqueda de vivienda a nivel nacional. Eso significa que buscan mejores espacios donde vivir, buscan jardines, terrazas, balcones, espacios más grandes y mejor calidad de vida, ya que la mayor parte del tiempo la están pasando en casa”, explicó Karla Ruíz Cabrera, experta inmobiliaria.
Entre las ciudades medias del país, destacan Tecomán y Manzanillo, en Colima; Acaponeta y Compostela, Nayarit; Calvillo y San José de Gracia, Zacatecas; Irapuato, Guanajuato, o Ciudad Guzmán y Vallarta en Jalisco.
Con la crisis sanitaria y la tecnología, el trabajo en casa llegó para quedarse. El confinamiento por COVID-19 pasará, pero dejará a su paso una nueva realidad laboraly las familias lo asimilan
“La pandemia redujo el poder adquisitivo de la gente y están buscando vender sus propiedades (en urbes), quieren vivir en lugares más tranquilos, más barato y con mejor infraestructura para sus familias. Gracias a la tecnología, puedes trabajar en cualquier parte, pero con mejor calidad de vida en todos los sentidos. Sí, hay este fenómeno de migración interna en México. El sector inmobiliario está activo y la tendencia de mudarse estará vigente al menos cinco años”, dijo.
Las personas optan por viajar sólo una vez a la gran ciudad para resolver pendientes, pero trabajar el resto de la semana en un lugar más calmado. En contraste, los precios de viviendas en las zonas metropolitanas se han incrementado 5.4 por ciento.
“Esto es debido a que los insumos de construcción se han disparado, las varillas subieron muchísimo. Hay cosas que no pueden controlar y eso ha incrementado el precio de la vivienda. La demanda aumenta y todo se encarece”.
La Encuesta Nacional de Vivienda 2020 reveló que 16 por ciento de las casas son rentadas, principalmente por la viabilidad de poder mudarse con rapidez; mientras que 68 por ciento de las casas son propias o en proceso de pago. La mayoría de los títulos de propiedad están a nombre de varones, especialmente en las zonas rurales.
PAL