SISTEMA DE TRANSPORTE

Debacle del transporte en Monterrey: Una disputa con transportistas ante la falta de inversión

La movilidad en Monterrey ha sufrido de una crisis ante las negativas del Bronco y el gobierno. Transportistas dejaron de operar en el 40 por ciento por la falta de aumento a la tarifa e inversión

NACIONAL

·
Monterrey bajo crisis de transporte público Foto: Nómada NewsCréditos: Nómada News

Nuevo León perdió durante el sexenio del Bronco la posibilidad de mejorar su servicio de transporte público entre la disputa entre el gobierno estatal y los transportistas. Más de veinte minutos de esperar el camión, trayectos de casi dos horas, rutas redundantes, unidades dañadas. ¿Por qué al ser de las ciudades más desarrolladas de México, Monterrey tiene un sistema de autobuses tan deficiente?

¿Cómo llegamos a la debacle? La historia comienza en 2015, cuando Jaime Rodríguez, entonces candidato a la gubernatura, construye una narrativa donde los concesionarios son los culpables de mantener “un pésimo y muy caro servicio” de transporte público.

En aquellos días, el Bronco se comprometió a darles una lección “y al que se resista, muy fácil, le quitamos la concesión". Pero las cosas nunca son tan fáciles como se prometen en campaña política. 

Al tomar protesta como gobernador, Jaime Rodríguez estaba obligado a actualizar la tarifa de 12 pesos, establecida durante el gobierno de Rodrigo Medina. Por ello, los concesionarios presionaron para que se cumpliera la ley y se actualice el peaje según el aumento de inflación.

Pero el Bronco se mostró empecinado en congelar la tarifa, quizás previendo que un aumento en el peaje podría afectar su popularidad y sus ambiciones políticas hacia 2018.

Después de la elección presidencial, el Consejo Estatal de Transporte aprueba finalmente un aumento diferido en la tarifa, pero el gobernador, sin explicación alguna, veta la propuesta.

Meses después, los concesionarios deciden paralizar el sistema de autobuses ante las reiteradas negativas del gobierno. El caos no se hace esperar: filas enormes en las paradas de camión, gente llegando tarde a su trabajo, pérdidas cuantificadas en más de 500 millones de pesos.

Transportistas dejan de operar tras la falta de inversión 

El gobierno acepta “negociar”, pero lo que en realidad ofrece es la vieja receta de zanahoria y garrote.

Por un lado, propone importar 200 millones de litros de diésel de Texas para reducir los gastos de operación de los transportistas. Por el otro, pide al Congreso estatal un financiamiento por 5 mil millones para requisar los camiones, es decir, estatizar el sistema de autobús.

La iniciativa del Bronco es rechazada, pero también la actualización de la tarifa. Desde entonces, han dejado de operar más del 40 por ciento de autobuses, pues los concesionarios alegan que carecen de recursos para reparar y mantener sus unidades en circulación.

La lucha por la tarifa dejó de lado algo más importante: la oportunidad de aumentar la eficiencia del sistema en su conjunto. En lugar de pensar en subir la tarifa o importar diésel, el gobierno pudo gestionar recursos en coinversión con el sector privado para renovar la flota y transitar a un modelo de energías limpias, con electricidad o gas natural.

Modernizar las unidades no sólo habría reducido significativamente los gastos de operación para los concesionarios, permitiéndoles elevar sus ganancias, sino que habría también contribuido a reducir los niveles de contaminación y mejorar la calidad del servicio para los usuarios.

Una medida complementaria era redefinir las rutas, pues hace décadas que los autobuses siguen atravesando el centro de Monterrey sin responder a los flujos actuales de origen y destino.

Al redefinir las rutas, el gobierno habría logrado reducir tiempos de espera y de trayecto para los pasajeros, aumentando el Índice de Pasajero por Kilómetro (IPK). Esta alta en la demanda habría representado un aumento en los ingresos de concesionarios y la posibilidad de que pudieran mejorar su flota y la calidad del servicio.

Estas son apenas dos alternativas que habrían mejorado el sistema de autobuses en su conjunto sin tocar la tarifa. Tristemente, el gobierno se empecinó en crear chivos expiatorios y politizar el tema. Parece que la estrategia (fallida) del Bronco era quebrar a los concesionarios para luego “comprarlos barato,” aún cuando de por medio llevara la movilidad de Monterrey al debacle.

 

Por: José Luis Gallegos. Politólogo por la UNAM y maestro en Administración Pública por la Escuela de Gobierno Harvard. Twitter @jlgallegos_ de @Cerebros_Fuga