Si un mexicano en promedio contabilizara las horas que gasta en sus recorridos de trabajo, se daría cuenta que pasa alrededor de 432 horas al año en el tránsito vehicular, equivalente a 18 días, un factor que hace de la movilidad uno de los principales objetivos a atender.
En el país, el tiempo utilizado para ir a un destino es de 44 minutos; sin embargo, en la CDMX, la urbe más congestionada, puede llegar hasta dos horas o más, situación que poco a poco se replica en Monterrey, Guadalajara, Puebla y Tlaxcala que, de acuerdo con el IMCO, son las ciudades con más congestión vehicular.
Lo anterior debido a que se prioriza la creación de infraestructura para la movilidad particular en lugar de invertir en el transporte público, la forma más utilizada para viajar, detalló Manuel Suárez, del Instituto de Geografía de la UNAM.
De acuerdo con un estudio elaborado por la institución, a nivel nacional se hacen cada día unos 130 millones de viajes, de los cuales, 80 por ciento se efectúa en transporte público.
Por ello, a pesar de que Chihuahua, Sonora y Veracruz cuentan con la mayor longitud de carreteras y caminos, sus municipios no destacan en el Índice de Movilidad Urbana, donde el Valle de México, Saltillo y Guadalajara tienen mejor desempeño, pero enfrentan retos de inseguridad, calidad del aire o altos costos del transporte.
“El transporte público es la principal fuente de traslado; sin embargo, es el peor calificado. Aunque más de 40 por ciento de los automovilistas considera que otros medios de traslado son mejores, nadie lo cambiaría por a la mala calidad”, dijo el experto.
Consideró que es necesario articular los diversos medios de transporte y no dejar olvidada a la periferia de las urbes, donde los tiempos de espera son extensos y escasos.
Por Frida Valencia
PAL