CHIMALHUACÁN

Llevan clases a tiraderos de Chimalhuacán para evitar rezago educativo

Las clases serán impartidas a los menores cuyos padres son pepenadores

NACIONAL

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Durante esta contingencia sanitaria y para evitar la deserción escolar que ésta provocó, la Fundación para la Asistencia Educativa (FAE) impartió clases a niñas, niños y adolescentes cuyos padres trabajan en la pepena dentro rellenos sanitarios del municipio Chimalhuacán, Estado de México

La institución informó que la idea surgió luego de que las escuelas del país cerraran por el avance de la pandemia y que las clases se impartieran de forma virtual, sin embargo, la realidad para los cientos de menores que viven en este entorno pues muchos de ellos no cuentan con dispositivos electrónicos ni internet para seguir sus clases.

Con el cierre de las escuelas, las niñas y los niños regresaron al tiradero para ayudar a sus padres, pues al no tener los medios para recibir sus clases de forma virtual, la mayoría estaban abandonando sus estudios, por lo que pidieron prestado un pedazo del terreno para improvisar un salón al aire libre.

Entre ellos se encuentra Dorian Alexis, uno de los beneficiarios de este apoyo y quien afirmó que le gustaría tener una carrera de licenciado para no seguir sufriendo lo que ha padecido junto a su madre en el tiradero.

“Yo ya no tomé también por eso mismo clases en línea, porque como no tengo computadora ni celular así, pues ora sí que no me puedo conectar y eso”, explica Dorian Alexis, un adolescente que ayuda a su madre enferma, y expresa que el apoyo que recibe de parte de FAE ha sido de gran ayuda.

Alan Franco destacó que la labor de FAE lleva más de 30 años en beneficio de los sectores más vulnerables del país, como familias de pepenadores de basura y, gracias a este proyecto, cada año logran que un centenar niñas y niños se gradúen de educación básica.

Desafortunadamente con la pandemia pues no podemos darles el servicio en el plantel, entonces decidimos traer a los maestros para que continúen con su educación los niños, pues que no pierdan su año escolar”, afirmó.

PREVENCIÓN ANTE TODO

Miguel Ángel Bravo, maestro que imparte clases a las niñas y niños, narró que la jornada inicia a las siete de la mañana, la fundación lleva sillas, mesas, pizarrones, material impreso, así como gel antibacterial y cubrebocas.

Tras la desinfección de los muebles, detalló, se recibe a los menores, proporcionándoles gel antibacterial y colocándolos de manera que se respete la sana distancia.

"Como los pequeños no pueden ir a la escuela, ahora la escuela viene a ellos, pedimos este pedazo de terrenos, en el cual contamos solamente con dos horas para venir, trabajar con ellos y ayudarles en esa parte donde los niños necesitan más apoyo”, explicó.

Para Eidan, de 10 años de edad, el apoyo que le brinda la institución ha sido muy importante, pues comenta que el maestro le explica bien y manifiesta la razón por la que toma sus clases en el tiradero.

“Mi papá y mi mamá no pueden ganar mucho dinero, tienen que estar en el calor y ganamos poco, y por eso no tengo computadora, no hemos metido el internet y eso”, expresó.

“Hay muchos niños de aquí que no cuentan con eso, entonces, aquí el maestro sí les ayuda mucho a aprender cosas nuevas”, comenta Naomí, quien acude a recibir sus clases en el tiradero desde hace tres meses y añade que los maestros le han ayudado a comprender las funciones de las ecuaciones y las operaciones básicas. Ella desea ser doctora cuando sea mayor.

“La importancia es que sigan aprendiendo, que a pesar de la pandemia sigamos dándoles que tienen un futuro”, señala Alan Franco.

Por José Ríos
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