Traumatismo craneoencefálico severo –una lesión directa a las estructuras encefálicas que puede generar un deterioro funcional del cerebro–, así como alto riesgo de mortalidad fue el diagnóstico de ingreso de Leobardo Hernández, el joven de 25 años que fue lesionado por un proyectil disparado por la policía de Hidalgo, durante una manifestación de pobladores de Xuchitlán, comunidad indígena del municipio de San Salvador, frente a la sede del gobierno del estado, el pasado 1 de junio.
En la recomendación R-VG-0002-21, en la cual reconoce una actuación indebida de la corporación y pide que se repare de manera integral el daño a la víctima, la Comisión de Derechos Humanos del Estado (CDHEH) dio a conocer el resumen clínico del paciente, elaborado por el área de medicina crítica y signado por el director del Hospital General de Pachuca un día después del ingreso de Leobardo.
Cabe recordar que la familia del joven ha pedido un informe real sobre su situación y que sea valorado por un equipo de doctores externos, para conocer a detalle el estado en que se encuentra.
En el desglose del traumatismo craneoencefálico severo por OMS, Marshal III que diagnosticó el grupo de medicina crítica, se especifica que el paciente presenta fractura contuso contundente, penetrante a cráneo; postoperadia de esquirlectomía, plastia dural, reparación de carótida interna, crenealización de seno frontal lateral y fractura multifragmentaria etmodial, esfenoidal y frontal.
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Además, hemorragia subaracnoidea Greene II, Marshall lesión tipo difusa II; sangrado de tallo cerebral, quiasma óptimo y hemorragia con irrupción ventricular GRAEB 4 puntos, aunado a un edema cerebral Lazner II.
El diagnóstico especifica que el paciente en terapia intensiva se encontraba en “muy malas condiciones generales” y que fue, primero, valorado y, posteriormente, intervenido por neurocirugía, que le realizó una cirugía para el control de daños; sin embargo, presentaba una lesión en el área frontal con exposición de masa encefálica por varias horas, así como alto sangrado.
“Alto riesgo de mortalidad, alto riesgo de discapacidad, alto riesgo de complicaciones postoperatorias como sería neuroinfección, hipertensión endocraneal o herniación de masa encefálica”, precisa el informe, el cual concluye que el pronóstico para vida es reservado, y malo para la función, en caso de sobrevivir.
La familia de Leobardo, así como los pobladores de Xuchitlán, han criticado la nula información recibida respecto al joven, quien quedó tendido frente al Palacio de Gobierno, en un lago de sangre, la suya, tras la agresión de la policía.
La administración estatal insistió en que estaba estable; no obstante, los campesinos de San Salvador dijeron que sabían por trabajadores del nosocomio que se los confiaron que Leobardo debatía entre la vida y la muerte –aunque no conocían en qué magnitud–, lo cual confirman los diagnósticos proporcionados a la CDHEH.
Para dispersar a la multitud, la policía estatal usó gases lacrimógenos, escudos, toletes y presuntamente balas de goma –según testimonios de los manifestantes–. La corporación expuso que los habitantes de Xuchitlán mostró actitud agresiva y sostuvo que en todo momento actuaron apegados a la ley y sin trasgredir ningún derecho humano.
Por: Áxel Chávez
DRV