ESTUDIANTES

“El Halconazo”: A 50 años de la matanza del Jueves de Corpus, crímenes siguen impunes

A medio siglo de la masacre de estudiantes ninguno de los responsables intelectuales y materiales ha rendido cuentas y siguen protegidos bajo la sombra de la impunidad

NACIONAL

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La matanza del 10 de junio de 1971 se dio como represalia a una manifestación de estudiantes realizada en la CDMX. FOTO: EspecialCréditos: Especial

Este 10 de junio se cumplen 50 años de la matanza estudiantil del Jueves de Corpus, también conocida como El Halconazo debido a la participación de un grupo paramilitar identificado con el nombre Halcones, momento en el que una manifestación estudiantil que marchaba por las calles de la Ciudad de México en apoyo a los estudiantes de Monterrey, fue reprimida violentamente por este grupo paramilitar presumiblemente al servicio del Estado, pero que incluso a cinco décadas de los hechos aún se desconoce realmente a quién servían.

Aquel 10 de junio de 1971, Jueves de Corpus, al menos 15 mil estudiantes se manifestaban por las calles de la capital del país cuando fueron agredidos por un grupo de personas, identificadas después como Los Halcones, utilizando varas de bambú, palos de kendo y armas de fuego. De acuerdo con reportes oficiales el ataque se cobró al vida de 13 personas, aunque algunas versiones cifran el número de víctimas en al menos 125 jóvenes estudiantes, todos con edades de entre 14 y 22 años, quienes habrían muerto asesinados a tiros por el grupo paramilitar. Por este hecho días después renunciaron a sus cargos el Regente capitalino Alfonso Martínez Domínguez y el Jefe de la Policía capitalina Rogelio Flores Curiel, no obstante ta parece que fue la masacre se dio en medio de un juego político satisfactorio para estos personajes, ya que después ambos serían "premiados" cada uno con una gubernatura

El entonces presidente de México Luis Echeverría Álvarez se deslindó de la masacre, sin embargo, nunca se dio una versión oficial respecto a los hechos que volvieron a empañar de sangre de estudiantes las calles de la CDMX a solo tres años de la matanza de Tlatelolco. La masacre fue siempre negada desde la versión oficial y por los sangrientos hechos nadie se responsabilizó. Hasta ahora, al cumplirse medio siglo de la masacre, ninguno de los responsables tanto intelectuales como materiales ha rendido cuentas y siguen protegidos bajo la sombra de la impunidad, la cual sigue cubriendo diversas etapas oscuras de la historia del México contemporáneo. 

¿Qué pasó aquel Jueves de Corpus de 1971?

Imagen en donde se ve a alfunos integrantes del grupo paramilitar Los Halcones. FOTO: Especial

Tras la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968  en Tlatelolco en México se desarrollaron las Olimpiadas y siguió la elección presidencial de 1970, la cual llevó al poder a Luis Echeverría Álvarez, antes Secretario de Gobernación, como sucesor de Gustavo Díaz Ordaz. Al poco de llegar al poder, el mandatario electo anunció reformas para concretar la apertura democrática en México, y en entre las peticiones se los estudiantes estaban el regreso de algunos líderes estudiantiles del movimiento del 68, quienes se encontraban exiliados en Chile.

También se solicitaba la excarcelación de otros presos políticos que llevaban en prisión más de dos años; incluso dos meses antes de la Masacre del Jueves de Corpus, el entonces presidente habló a la prensa en donde se refirió a futuras reformas educativas, lo que despertó el entusiasmo de los estudiantes quienes vieron la oportunidad e volver a las calles para poder manifestarse libremente sin ser reprimidos por el Gobierno. 

El motivo idóneo llegó pronto debido al conflicto estudiantil que mantenía en ese entonces la Universidad Autónoma de Nuevo Léon; luego que a finales de 1970 tanto profesores como estudiantes de la universidad presentaron una ley orgánica que proponía un gobierno paritario y el 20 de febrero de 1971 llegó Héctor Ulises Leal Flores a la rectoría bajo esta nueva ley. No obstante, esto no gusto nada al gobierno estatal, presidido por Eduardo A. Elizondo Lozano, quien mandó realizar un recorte al presupuesto universitario y obligó al Consejo Universitario a aprobar un nuevo proyecto de ley que prácticamente suprimía la autonomía de la UANL.

Este accionar llevó a los estudiantes de Nuevo León a iniciar una huelga para la cual pidieron la solidaridad de las demás universidades del país; de manera casi inmediata la UNAM y el IPN respondieron al llamado y convocaron a una manifestación a desarrollarse el 10 de junio en apoyo a los estudiantes de la UANL. Pese a la renuncia del gobernador Eduardo A. Elizondo Lozano el 30 de mayo y a la entrada en vigor, el 5 de junio, de una nueva ley orgánica que presumiblemente resolvía el conflicto, los estudiantes capitalinos decidieron manifestarse en la capital del país.

El Comité Coordinador de Comités de Lucha (CoCo) se dividió entre quienes aseguraban que la realización de la marcha ya no tenía sentido y que solo "provocaría" al gobierno, y aquellos que querían salir a manifestarse debido a que, argumentaron, había todavía muchas peticiones a las cuales el Gobierno aún mantenía sin resolver. Entre las peticiones estaban una evidente efectividad en la apertura democrática prometida por el presidente Luis Echeverría, además que veían en esta marcha una oportunidad para que el gobierno constatara que el movimiento estudiantil seguía latente así como sus demandas. Por lo que finalmente la mayoría se inclinó por realizar la marcha.

"Se trataba de celebrar el regreso de líderes estudiantiles exiliados, aprovechar la política de apertura anunciada por el presidente Luis Echeverría y apoyar un movimiento de huelga en la Universidad de Nuevo León," recuerda José Carreño, columnista de El Heraldo de México y entonces reportero. 

Los hechos del 10 de junio

Aspecto de la marcha de estudiantes del Jueves de Corpus de 1971. FOTO: Especial

La manifestación, que congregó a más de 15 mil estudiantes, en su mayoría estudiantes del IPN y de la escuela normal de maestros, estaba programada para el Jueves de Corpus Christi. Comenzaría en el Casco de Santo Tomás y recorrería las avenidas Carpio y de los Maestros, para salir a la Calzada México-Tacuba y finalmente dirigirse al Zócalo capitalino. Sin embargo, aquel día algunas calles como la Avenida de los Maestros, estaban bloqueadas por granaderos y agentes policiacos, además que había tanquetas antimotines a lo largo de Avenida Melchor Ocampo junto con vehículos del ejército.

Durante el recorrido, los estudiantes fueron detenidos a la altura de la Calzada México-Tacuba por policías, por lo que este momento fue aprovechado por un grupo de choque de alrededor de 400 personas, presuntamente entrenadas por la Dirección Federal de Seguridad y la CIA, conocido como Los Halcones, de ahí el nombre de “El Halconazo”. Este agrupamiento arribó en camiones y vehículos de granaderos, con el objetivo de atacar con violencia a los estudiantes; lo hicieron desde las calles aledañas a la Avenida de los Maestros. En el ataque, además de varas de bambú y palos de kendo, utilizaron armas y comenzaron a disparar contra los manifestantes estudiantiles.

El enfrentamiento, en el cual también hubo tiroteos, duró entre 3 y 4 horas, tiempo en el cual hubo 13 víctimas mortales, además que el grupo paramilitar de choque agredió, golpeó e hirió tanto a estudiantes como a reporteros y camarógrafos por igual. Un estudiante que participó en la marcha recordó que incluso Marlisee Simmons, corresponsal del diario The Washington Post resultó herida en el ataque y Tony Halik, el entonces corresponsal de la cadena NBC, también fue agredido por los "Halcones"; además citó la presencia de francotiradores en edificios que se encontraban alrededor de la Escuela Normal de Maestros, incluso algunos de ellos se hallaban arriba de la estación Normal del STC Metro. 

En un inicio los grupos de choque venían armados con varas de bambú, palos de kendo y porras, y fueron repelidos por los estudiantes, sin embargo en un contraataque, Los Halcones agredieron a los manifestantes una vez más, ahora con armas de fuego de alto calibre, por lo que inició una lucha de supervivencia entre los asistentes a la marcha y quienes cubrían la manifestación. Testigos que participaron narraron cómo la multitud huía de los disparos para resguardarse tras los vehículos, debajo de ellos o en algún establecimiento, aún así los heridos fueron incontables.

Ante el ataque, los estudiantes intentaron inútilmente esconderse de los paramilitares que armados actuaron a sus anchas ante la pasividad de la policía, la cual no intervino y solo fue testigo presencial de la masacre estudiantil. Hasta ahora la cifra no oficial de muertes asciende a 13 estudiantes, sin embargo se desconocen aún el número real de heridos durante la Masacre del Jueves de Corpus. 

Tras el término del ataque, un testigo y participante de la marcha recordó además haber visto que un grupo de los "Halcones" ingresaron al hospital Rubén Leñero por los heridos que tenían de su bando y se los llevaron, con el objetivo fijo de no dejar testimonios que pudieran hablar de lo que ocurrió. Todo el ataque fue orquestado para acallar las peticiones que exigían los estudiantes que participaron en la manifestación, que era el regreso del exilio de los líderes del movimiento estudiantil del 68 así como la apertura política prometida por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez.

"Pero al anochecer de ese día los cadáveres de al menos trece jóvenes, en la morgue del Hospital Ruben Leñero, eran testimonio de una tarde de brutalidad protagonizada por un grupo de choque formado por el Departamento del Distrito Federal, los 'Halcones'. Algunos hablaron después de conflictos entre grupos del gobierno, partidarios y opositores del aperturismo; otros, simplemente de maniobras. El hecho es que días después el entonces regente (alcalde) Alfonso Martínez Domínguez, y el jefe de policía, Rogelio Flores Curiel, renunciaban a sus puestos. Pero el 'exilo político' no duró mucho: Martínez Domínguez fue luego gobernador y senador en dos ocasiones por el estado de Nuevo León. Flores Curiel fue gobernador de Nayarit," relató José Carreño.

MP