Recientemente se ha debatido la vacunación del personal privado de salud por encima de otros sectores, incluyendo a las y los maestros de escuelas, con el supuesto de que las vacunas al personal escolar permitirán comenzar las clases en la brevedad, como ya se ha hecho en algunos estados.
Sin embargo, mientras no estén vacunados familiares de estudiantes, el sector salud atenderá a pacientes por covid-19. Eso, sin mencionar que el número de casos diarios que requieren atención no ha tenido una caída sustancial.
Ante esta situación, personal de hospitales privados se ha manifestado en diversas ciudades de la República, incluyendo manifestaciones enfrente de Palacio Nacional en la Ciudad de México, para exigir al gobierno un plan de vacunación.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha respondido que es falso que su gobierno no quiera vacunar a este personal, y que las manifestaciones tienen un trasfondo político. Pero sus declaraciones se contradicen, ya que hasta el momento no se plantea la vacunación de este sector.
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El presidente también ha declarado que el sector privado “no está en la primera línea” de combate contra la covid-19, y por lo tanto no tienen prioridad para recibir la vacuna.
Incluso, otros tomadores de decisión, como el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se han posicionado al respecto, al señalar que los doctores privados son personas que tienen dinero, que son doctores “mercantilistas” que solo ven por su enriquecimiento personal.
No juzgaré sobre la “mentalidad mercantilista” del personal médico porque desconozco la psicología de las y los doctores. Sin embargo, este personal, sin importar sus ideologías y posición social, trabaja en hospitales o consultorios en los que ponen su vida en riesgo.
Y no podemos olvidar a las personas que trabajan en estos hospitales, incluyendo a laboratoristas, recepcionistas, personal de limpieza, entre otros, que históricamente reciben salarios más bajos.
Tuve la oportunidad de dirigir una encuesta para conocer el efecto de la covid-19 en la pobreza del estado de Guanajuato. Esta entidad había logrado avances significativos durante los últimos años en la reducción de la pobreza de la región, pero la crisis ha afectado en particular a las personas más pobres, por lo que el gobierno estatal ha invertido en estudios para conocer la dimensión de la pandemia.
Como parte de esta encuesta a hogares en regiones con porcentajes de pobreza media y alta, se encontró que en los hogares que buscaron atención médica por cuestiones relacionadas al coronavirus, la mayoría recurrió como primer lugar de atención a hospitales o consultorios privados (33.3%), seguido por consultorios de farmacia (20.83%) e IMSS (20.83%).
Los consultorios de farmacias han representado una gran oportunidad de atención para la población por su precio y facilidad de acceso. Las consultas cuestan de $40 a $80 pesos, y su ubicación es muy accesible en medio de un sistema de salud centralizado en zonas urbanas.
La Asociación Nacional de Farmacias de México (ANAFARMEX), registra 40 mil farmacias en el país, una cada 500 metros, y entre 16 mil y 18 mil farmacias ofrecen el servicio de consultorio médico anexo.
Además, México es un país con altos niveles de informalidad, y a nivel nacional es bajo el porcentaje de la población que cuenta con derechohabiencia a los servicios de salud (51% al IMSS, y solo 35.5% al INSABI o al Seguro Popular), y durante la pandemia los hospitales se han visto rebasados y la cantidad de equipamiento ha sido insuficiente. Hasta el momento es baja la proporción de médicos privados que han logrado ser inmunizados, a través de amparos o por su edad.
La realidad es que, como lo demuestran los datos, las y los doctores de este sector no solo atienden a personas con más recursos. Son el primer punto de contacto y atención de personas de todas las clases sociales, sin importar su especialidad médica. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reporta que México es el país más letal para los trabajadores del sector salud, con un total de 3 mil 534 muertes. La covid-19 no discrimina. Sí es primordial la vacunación del sector salud, ya sea público o privado.
Por: Alondra Maradiaga Aguilar, Maestra en economía política internacional por la Universidad de Warwick. Twitter: @alomaradiaga