Las partículas en suspensión son un amplio espectro de sustancias que están dispersas en el aire, que pueden ser orgánicas inorgánicas y que provienen de fuentes tanto naturales como artificiales. Una de las principales fuentes de contaminación por partículas es la combustión generada por el tráfico.
Esta es su composición
Las partículas torácicas menores, conocidas como PM10, pueden definirse como las partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento y polen. El diámetro de estas varía entre 2,5 y 10 µm (un micrómetro corresponde a la milésima parte de un milímetro).
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Su composición está basada principalmente en compuestos inorgánicos, como silicatos y aluminatos, metales pesados y material orgánico asociado a partículas de carbono, conocida de forma común como “hollín”.
La industria, la construcción, el comercio y el transporte son los focos de contaminación más importantes, seguidos de la quema agrícola. Las partículas tienen un pH básico, debido a la combustión no controlada de materiales.
¿Cómo impactan al medio ambiente y a nuestra salud?
Los efectos de estas partículas en la salud es que pueden penetrar hasta las vías respiratorias bajas, lo que puede afectar severamente al tracto respiratorio y a los pulmones. Las PM10 se asocian a múltiples enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares y hasta cáncer de pulmón.
De acuerdo con estudios realizados al respecto, los efectos a largo plazo de estar en contacto con las partículas pueden reducir la esperanza de vida entre varios meses o un par de años. La Comisión Europea estudia este fenómeno desde 2005, año en el que las muertes prematuras ocasionadas por este fenómeno era 288 mil muertes.
Además, la mayor parte de estas partículas precipitan en la tierra, provocando una capa de polvo en la superficie que también afectan seriamente la salud de los organismos terrestres y los organismos acuáticos, lo que altera la composición natural de la atmósfera.
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