Cuando se habla de Chignahuapan es imprescindible relacionarlo con las tradicionales esferas navideñas, sobre todo porque en esta región cada año más de 200 fábricas y talleres alimentan a este pueblo con el colorido de las esferas y otros adornos festivos a sus fachadas.
También este se deben recordar los hermosos paisajes de este Pueblo Mágico que destaca por sus sublimes cascadas, una laguna rodeada por ríos, pozos termales que surgen del manantial de aguas sulfurosas de propiedades curativas.
Recorrer las calles y senderos de Chignahuapan, permiten al viajero sorprenderse de la espléndida arquitectura religiosa, las casonas de muros antiguos, techos de madera y teja. Además, se puede encontrar en su plaza principal una colorida parroquia y un kiosco estilo mudéjar, el cual incorpora influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán.
Para quienes optan por contemplar la mejor vista de este Pueblo Mágico, se tienen que aventurar en el Cerro Colorado, el único lugar en donde se puede admirar el valle, las casitas de colores y techos de teja que caracterizan a Chignahuapan.
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El origen de Chignahuapan
Sin embargo, a pesar del esplendor y la popularidad de este pueblo, no muchos conocen el origen del nombre de Chignahuapan el cual proviene del náhuatl chicnahui, (nueve), atl (agua) y el sufijo pan, que significa "sobre" o "en"; así la traducción final es: “sobre las nueve aguas” o “donde abunda el agua”.
De acuerdo con la historia de la región, durante la era prehispánica la zona fue ocupada por los totonacas, quienes para el siglo X empezaron una coexistencia con los nahuas, otomíes y tepehuas. Para 1527, se funda la población de Santiago Chiquinahuitle, que significa “nueve ojos de agua”, siendo así el lugar donde llegaron misioneros a establecer su centro para adoctrinamiento y conversión.
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