Exigiendo el pago total de las indemnizaciones que les deben luego que sus esposos, que eran policías estatales o municipales en Sonora, fueran asesinados; un grupo de alrededor de 30 familias bloquearon totalmente los bulevares Rosales y Pino Suarez desde la mañana de este martes.
Erika Velásquez, explicó que el bloqueo fue el último recurso para que las autoridades les hicieran caso, ya se han manifestado en tres ocasiones, donde les dijeron que a partir del día 18 de febrero comenzarán a pagar estas indemnizaciones, pero a 16 de marzo no hay ningún recurso liberado, algo que ya consideraron como una burla.
A Erika le asesinaron a su esposo, que era policía estatal, en 2007 en Cananea cuando un comando armado entró al municipio y se enfrentó a ellos, dejando a él y cuatro compañeros sin vida. Las cinco esposas están en la lucha por esta indemnización.
Explicó que se habla de un millón 300 mil pesos por oficial asesinado, pero dijo varía desde el año hasta en qué corporación pertenece, que es un recurso que desde el 2015 viene dentro del presupuesto y año con año llega a Sonora, pero no han pagado estos apoyos.
Explicó que son 20 familias las que ya tienen reconocida la calidad de víctima y otras 10 que están en proceso. Se trata de esposas de policías estatales de Seguridad Pública, de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC) y policías municipales, de todo Sonora, quienes ya cumplieron todos los requisitos que marca la Ley y esperan que se liberen su indemnización.
Señaló que es una lucha de justicia, porque es una indemnización para el cuidado de las familias y los hijos de los oficiales que dieron su vida para proteger la seguridad de los ciudadanos.
Instalaron un campamento sobre el bulevar Rosales, a la altura de la calle Hidalgo y otro en el Bulevar Pino Suarez, a la altura de la calle Sufragio Efectivo, por lo que toda esa área fue acordonada y el tráfico desviado.
Las manifestantes aseguraron que no se moverán de ese lugar hasta que les entreguen el recurso, ya que no quieren negociar ni promesas, sino soluciones y acciones.
Por Gerardo Moreno Valenzuela