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¿Quién corrige a la corregidora? Entérate de toda la historia de Josefa Ortiz de Domínguez

Ortíz de Domínguez pasó a la historia por su importante papel durante el proceso de independencia mexicana

NACIONAL

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Ídolo queretano, Josefa Ortiz de Domínguez fue pieza clave para la independencia mexicana.Foto: InstagramCréditos: Instagram

Josefa Ortiz de Domínguez pasó a la historia por su gran valentía y su decisión al colaborar con la conspiración queretana que planeaba declarar la independencia de la Nueva España; incluso se llega a resaltar su valor por encima del de su esposo, el corregidor. 

Pero ¿a qué se dedicaban los corregidores de la Nueva España? 

Aunque el nombre resulte engañoso, no corregían a nadie, pero su puesto era el equivalente al que sería hoy en día el gobernador de un estado. Tenían autoridad administrativa, judicial y política en las demarcaciones novohispanas. 

Esa fue parte de la importancia de la tarea de la corregidora: era la pareja del representante del rey en lo que ahora es Querétaro. 

Durante los últimos años, gracias a la investigación de los y las historiadoras interesadas en estudiar la participación de las mujeres en la vida nacional, se ha reivindicado que Josefa Ortíz de Domínguez no fue la amante de Allende como mucho se promovió y que sus actos heroicos tenían el interés genuino de luchar por la independencia de lo que después sería México. 

Desde inicios del siglo XIX la monarquía española enfrentó problemas de gobernabilidad en la mayor parte de sus colonias. Esta crisis se vio agravada con la invasión francesa napoleónica en España que tuvo como resultado que el hermano de Napoleón, conocido como Pepe Botella por su afición a la bebida, quedara a cargo de España en representación del imperio francés. 

Los criollos que vivían en Nueva España decidieron que no estaban dispuestos a estar sometidos a los franceses y una parte de los criollos quería independizarse para garantizar que los españoles no se quedaran con todas las ganancias de oro y plata que se obtenían de estas tierras. 

En el antiguo sistema de castas un criollo, hijos de españoles pero nacidos en América, ocupaba un lugar inferior que los peninsulares, los españoles nacidos en España. Esto les impedía amasar fortunas tan grandes como las de los españoles. 

La conspiración de Querétaro fue descubierta en agosto de 1810, casi cuatro meses antes del planificado inicio de la lucha armada, programado para diciembre. Josefa Ortiz de Domínguez fue detenida por orden de las autoridades españolas por ser partícipe de la conspiración. 

Incluso existe un documento en el que se habla de esta manera de la corregidora: 

“... agente más efectivo descarado, audaz e incorregible que no pierde ocasión ni un momento de inspirar odio al Rey, a la España, a la causa, y determinaciones y providencias justas del gobierno legítimo de este Reino. Y tal es,Señor Excelentísimo, la mujer del Corregidor de esta ciudad. Esta es una verdadera Ana Bolena que ha tenido valor para intentar seducirme a mí mismo, aunque ingeniosa y cautelosamente”, se lee en un documento histórico*.

El mito histórico relata que debido a estas acusaciones, Josefa Ortiz de Domínguez fue encerrada en el segundo piso de su casa por orden de su esposo. Ahí, como habían acordado dio aviso a otros integrantes del complot gracias a unos taconazos en clave. Esto, que parece sencillo, fue lo que permitió avisar a Allende y a Miguel Hidalgo del descubrimiento de la conspiración para que se adelantara el inicio del estallido. 

Finalmente, la madrugada del 16 de septiembre, se dio el llamado “Grito de Dolores”, el mensaje por medio del cual, Hidalgo convocó a la población a levantarse en armas. 

Sin duda, de no haber sido por el aviso oportuno de la corregidora, la conspiración hubiera fracasado como tantas otras y la historia de nuestro país sería diferente. 

 

 

 

 

 

* Oficio del Doctor Mariano Beristaín a Calleja donde compara a la Corregidora con Ana Bolena. 14 de diciembre de 1813. Referencia: Gabriel Agraz García de Alba, pp. 267-270. Serie Hernández y Dávalos: Tomo V, vol. II, Exp.148, folios 53 – 54, Archivo General de la Nación.

 

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