Por su ubicación geográfica, al centro del país, el estado de Querétaro tiene la importancia de conectar el norte con el sur de México.
Esta tradición de ser un puente entre dos regiones territoriales, tiene sus raíces en el período prehispánico, cuando era la frontera entre Aridoamérica y Mesoamérica.
Por este motivo los purépechas llamaban a la región “crettaro” que en su idioma significa “es cañada o juego de pelota”. Con el tiempo la palabra se castellanizó a “Querétaro”.
El origen tiene que ver con que en la zona, los distintos grupos nómadas y sedentarios encontraron una cañada en la que era posible jugar el tradicional juego de pelota.
El juego de pelota era un ritual en el que los contendientes de dos equipos se pasaban una pelota de hule a partir de pegarle con los codos, las rodillas y las caderas. El jugador que sacaba la pelota de la zona de juego o no lograba regresarla al campo contrario, perdía.
De acuerdo con algunas explicaciones históricas, los ganadores eran ofrecidos en sacrificio para los dioses lo que representaba un honor.
Este entretenimiento era muy popular entre las culturas que abarcaban Mesoamérica y que llegaban hasta la actual Nicaragua, Costa Rica y El Salvador.
Un juego actual que podría ser similar es el voleibol, con la diferencia de que en el juego de pelota no existe una red entre los campos.
La zona del actual Querétaro, entonces, contaba con espacios ideales para este popular juego, por lo que al mismo tiempo se convirtió en una importante zona ritual de la región.
Durante el siglo pasado, por ejemplo, se descubrió la pirámide de “El Cerrito”, a unos siete kilómetros del centro queretano. Este centro ceremonial era utilizado por las diversas culturas indígenas de la región que incluían a los llamados “chichimecas”, los grupos guerreros y nómadas del norte y los grupos sedentarios del centro y sur del actual México.
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