En la región conocida como La Curva, del municipio de Xalisco, Nayarit; se ubica la unidad de manejo ambiental La Montaña, un sitio ecoturístico que ofrece La Ruta del Ópalo, en la que a través de senderos de distintos microclimas y vegetación, se llega hasta un riachuelo, ramificación del Arroyo Frío, en el que las personas pueden hallar ópalo de fuego, obsidiana y cuarzo.
El sitio pertenece a la familia Rivera Sánchez, que decidió utilizar su predio para reforestar y contribuir a la recuperación del entorno, que ha sido explotado por cultivos cañeros. Por ello, destinaron el lugar para ofrecer educación ambiental, la observación de especies, como aves, felinos (entre ellos el jaguarundi), y venados.
Hace algunos meses, construyeron cabañas para dar alojamiento a las personas que deciden huir de la ciudad y aprender de la naturaleza, explicó Marco Antonio, uno de los integrantes de la familia.
Su cercanía con viejas minas de oro y plata, en el cerro de San Bartolo –abandonadas desde hace varios años por ya no encontrar yacimientos explotables– ha permitido que se pueda encaminar el turismo hacia el conocimiento de los minerales como el cuarzo, la obsidiana y el ópalo, por medio de guías que conocen la historia y características del lugar.
Durante el recorrido por el sendero y el río, uno de los guías, Pavel Shargorodski, explicó que las minas en San Bartolo fueron explotadas para la expedición evangelizadora de las Californias, encabezada por fray Junípero Serra, entre 1758 y 1782, cuando funda misiones franciscanas; falleció en 1784.
En La Montaña también hay un proyecto de fototrampeo, de la asociación civil Jaguares Sin Protección, identificado margay, ocelotes, linces, jaguarundi, y pumas; explicó Marco Antonio Rivera Sánchez. Por su lado, el historiador e investigador de la Universidad Autónoma de Nayarit, Pedro Luna, resaltó que la explotación minera en Nayarit fue de gran importancia durante la Conquista española, porque logró consolidar pueblos y centros mineros que, a la par, proveían alimento, comercio y otros beneficios.
Estos asentamientos mineros, conocidos como reales de minas, ubicados durante la Conquista en Nayarit, fueron Real de Acuitapilco, Chimaltitán y Santa María del Oro, del municipio de Santa María del Oro; además de Santa María de la Yesca, en la zona serrana, pero hay referencias respecto a que en siglo XVII, durante las primeras décadas, las minas del Jora, en Huajimic, fue muy importante para los asentamientos de frailes franciscanos en la zona.
Tras la caída de la Colonia y la mucha por la independencia de México en 1810, la actividad minera en Nayarit mermó, también en el período revolucionario, 1910 a 1930, cuando se suspendió por completo, aunque después de los 30 el oro fue revaluado; a partir de 1860 en el siglo XIX se reactivó y registros de 2019 calcula que la producción minera en la entidad representó más de dos mil 320 millones de pesos su valor.
MAAZ