Mucho se ha dicho sobre el feminicidio de Irma Milagros Gómez García, entre especulaciones, suposiciones y juicios de quienes la conocieron en vida o quienes alguna vez escucharon su nombre; hay quienes la culpan de su propia muerte, denuncia Oziel, su hermano mayor.
Milly, como le decían de cariño, fue una víctima más de la violencia de género que se vive en México. En el 2020 se registraron 736 feminicidios y 2 mil 795 homicidios dolosos de mujeres, uno de los años más violentos en los últimos tiempos. A ella la asesinaron el 2 de octubre del 2020 en Reynosa, Tamaulipas, una ciudad donde predomina el dominio del crimen organizado y las actividades ilegales.
Su hermano cree que su feminicidio vino de la envidia y el rencor de la gente que quería hacerle daño a una madre de cuatro niños, emprendedora, empresaria y valiente de 31 años. La describe como una mujer fuerte que no se dejaba de nadie y que siempre vio la manera de salir adelante.
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Un milagro
Llegó a la vida como una guerrera. Su familia relata que su padre golpeó tan fuerte a su madre cuando ella estaba en su vientre que puso su vida en riesgo, y cuando nació una bebé sana, fue un milagro, por eso la nombraron así: Milagros.
Era una mujer extraordinaria que sobresalía a donde quiera que fuera, “Desde muy chiquita siempre presentó un brillo especial en sus ojos… ella brillaba”, cuenta su hermano.
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Negocio de Tandas
La vida de Milly estuvo llena de altibajos y momentos que pusieron a prueba de qué estaba hecha. A su esposo lo mataron años atrás y ella sola sacó adelante a su familia con su trabajo. Fundó un negocio de tandas para cirugías plásticas que creció admirablemente; en éste apoyaba a mujeres a realizarse operaciones estéticas en Monterrey, Nuevo León, juntaba a un grupo de chicas y entre todas se financiaban el procedimiento unas de otras.
La joven de 31 años trabajaba de la mano con un médico en particular con quien llevaba todo el negocio de tandas para las operaciones estéticas. Ella organizaba todo, desde la valoración y las consultas con el cirujano, hasta el transporte a la clínica y la operación. Aproximadamente, realizó más de 400 cirugías con este sistema, en año y medio.
Su sueño era que todas las mujeres se sintieran hermosas, declara Oziel. “Milly me cambió la vida, cambió mi autoestima”, comparten sus clientas para recordarla después de su muerte.
Con lo que ganaba de las comisiones, Milly tenía los ingresos suficientes para darle una buena calidad de vida a sus hijos, pagar los tratamientos por la discapacidad de uno de ellos y llevarlos ocasionalmente de viaje. Además se había comprado un coche del cual se sentía muy orgullosa: un Camaro gris.
El negocio de las tandas convirtió a Milly en una persona muy popular en Miguel Alemán, Tamaulipas -donde vivía- y todas las ciudades aledañas; era “la de las tandas”, y fue precisamente este emprendimiento, el que la condujo a su secuestro y muerte.
El secuestro y feminicidio de Milly
Días antes de su feminicidio recibió una llamada de una supuesta clienta interesada en participar en las tandas y realizarse una operación estética. Tomó su coche y viajó de Miguel Alemán rumbo a Reynosa para encontrarse con esta persona y valorar el caso, pero ya no regresó. Milly fue secuestrada en el camino.
Los secuestradores contactaron a la familia de Milagros para pedir un rescate de 300 mil pesos, se juntó el dinero con el trabajo de todos los familiares y se pagó; sin embargo no fue suficiente. Los agresores pidieron un millón de pesos más, pero esta vez, exigían que fuera el cirujano plástico, con el que Milly trabajaba, quien pagara la nueva cantidad, él jamás se pronunció al respecto.
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A tres días de su secuestro, el 2 de octubre de 2020, el medio local El Mañana de Reynosa, comunicó el hallazgo de un cuerpo con las características de Milly; la encontraron a la orilla de un canal de riego llamado Rhode, sobre los matorrales, envuelta en una cobija, amordazada y atada de manos.
A Milagros Gómez García la hallaron con una cartulina en el pecho que decía: “Esto le va a pasar a todas las que hagan cirugías plásticas en tandas”, además de una amenaza contra el doctor con quien trabajaba. La causa de muerte de la madre de cuatro hijos fue asfixia.
Justicia que se ve lejos
Sobre los responsables del feminicidio de Milly hay muchas especulaciones y teorías, pero todo es incierto. Su familia denuncia los pocos avances y la falta de atención e interés por parte de las autoridades en el caso.
Las autoridades, pues ya sabes, ciegas, sordas y mudas”.
El hermano de Milly sabe que en una ciudad como la suya no se puede contar con el apoyo de las autoridades y mucho menos confiar en ellas. Cuestiona las acciones de policías y forenses, quienes no han investigado nada en torno al feminicidio de la joven de 31 años. Además, tampoco le han dado seguimiento al robo del auto de su hermana tras haber sido secuestrada, el Camaro gris con número de serie 2G1FB1E39E9128112… “Ni eso pueden hacer”, reclama.
Y aunque se ve lejos la justicia para Milagros Gómez García, su hermano, quien se hace cargo de los niños huérfanos, confiesa que trata de enfocarse en lo que ella fue en vida, preservar su memoria y proteger a su familia.
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