Este miércoles 10 de noviembre familiares y amigos de José Alberto Enríquez, mejor conocido como el “Niño de Oro”, le dieron el último adiós tras morir el pasado fin de semana al ser aplastado por un toro en un jaripeo en Puebla. El padre del menor indicó que su hijo murió en "su gusto", por lo que no demandará a los organizadores del evento.
El joven de 15 años perdió la vida el domingo pasado después de intentar montar un toro de alrededor de 700 kilos, el cual lo golpeó en diversas ocasiones con las patas traseras y delanteras. A pesar de que fue trasladado al hospital más cercano, los médicos confirmaron que el pequeño había muerto debido a las contusiones.
Este miércoles, los padres de "El Niño de Oro" lo sepultaron en el panteón de la comunidad de Apatlaco, en el municipio de Jiutepec, Morelos. En el lugar, el padre del menor, Gerardo Enríquez Tapia, aseguró que su hijo había fallecido haciendo lo que le gustaba.
El Niño de Oro dejó la escuela para montar toros
El papá de José Alberto reveló que el joven de tan sólo 15 años había dejado la escuela para dedicarse por completo a los toros. "Él no quiso estudiar, era rejego, rebelde y se adentró en este deporte, vicio o como le quieran nombrar", aseguró Don Gerardo, quien agregó que en el colegio ya no lo querían debido a su hiperactividad, que lo llevó a ir al psicólogo.
Durante un encuentro con la prensa, declaró que "El Niño de Oro" tuvo una carrera muy corta, pues apenas hace un año y medio comenzó a asistir a los eventos deportivos. Aseguró que en muy poco tiempo comenzó a destacar en el mundo del jaripeo y ganar competencias.
"En un tiempo para acá empezó a ganar dinero; le hacía sus fiestas a su mamá e invitaba a sus tíos y amigos”, dijo Gerardo Enríquez Tapia.
El Niño de Oro murió "en su gusto"
Enríquez Tapia informó que no tiene la intensión de demandar a alguien por la muerte de su hijo de 15 años, quien fue aplastado por un toro, pues consideró que falleció “en su gusto". "Ganó varios premios. Mucha gente lo conocía también como ‘el rey de los torneos’ y, a lo mejor, se lo creía, pobre de mi hijo", dijo.
Finalmente, recordó que como "El Niño de Oro" se preparaba antes de intentar montar un animal. Dijo entre lágrimas que siempre se encomendaba a San Judas Tadeo y se persignaba y les decía a él y a su esposa "los amo, los quiero mucho, voy a salir".
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