Los cambios en el modo de producción en México, donde se priorizó la inversión turística, en lugar de la siembra y el campo, llevó a algunas personas dedicadas a esa actividad a especializarse en la prestación de servicios, lo que contribuyó a la reducción de 0.95 por ciento en el número de personas ocupadas en la agricultura de 2019 a 2020.
Jafet Quintero, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, dijo que a pesar de que la reducción de la mano agrícola no se debió sólo a ese rubro, cada vez más localidades, principalmente en algún Pueblo Mágico, tienden a la descampesinización, donde se intenta adaptar un sector terciario de la economía, el turismo, el cual también es una opción para no migrar.
“Ya existe la profesionalización del prestador de servicios. En los bachilleratos técnicos se forma a los jóvenes de estos Pueblos Mágicos para que trabajen en ese sector”, detalló.
No obstante, aunque ha ayudado a detener la migración, principalmente en Oaxaca, Michoacán, Puebla y Colima, las facilidades del campo ahora satisfacen a los turistas más que a los locales, además de que los pobladores se insertan como trabajadores en hoteles o servicios extranjeros.
Al tener en cuenta este escenario, algunos productores, pese a no formar parte de uno de los 132 Pueblos Mágicos, deciden invertir, en comunidad, en facilidades turísticas, como tirolesas, restaurantes o producción de bebidas o alimentos artesanales.
“Antes nada más era nuestra siembra, pero yo aprendí a hacer el mezcal y ahora se lo enseño a mis hijos. Es su herencia para que no tengan que irse de aquí”, detalló don Max, quien forma parte de los mezcaleros artesanales de Etúcuaro, Michoacán, donde buscan promover la bebida como un recorrido turístico.
Sin embargo, Jafet Quintero aseguró que la mayoría de veces estas localidades terminan por adaptarse a las demandas. Es así que al campesino se le relega.
CAR