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Otomíes embellecen panteones para el festejo de Día de Muertos

El norte de Toluca se tiene la creencia de que el cielo se abre durante la celebración de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre

NACIONAL

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El norte de Toluca se tiene la creencia de que el cielo se abre durante la celebración de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre. Foto: EspecialCréditos: Especial

El norte de Toluca se tiene la creencia de que el cielo se abre durante la celebración de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre, por donde las almas de los difuntos inician su peregrinaje a la Tierra, principalmente los niños; por ello, dos veces por año se adornan las tumbas de los fieles difuntos con cempasúchil, acto que pudo darse en este año (el año pasado estuvo limitado por la pandemia).

Esta costumbre milenaria es única en la entidad y el país, pues los colores naranja y amarillo, así como los arreglos de cruz con pericón, decoran los camposantos después del 29 de septiembre, un mes antes del festejo del Día de Muertos, el 1 de noviembre.

En San Pablo Autopan, San Cristóbal Huichochitlán y San Andrés Cuexcontitlán, el aroma de la flor de muerto ya aromatiza los panteones. La comunidad otomí llegó a la cita para despertar a sus fieles difuntos de su eterno descanso.

El año pasado los cementerios estuvieron cerrados, pero en esta ocasión fueron reabiertos, algo que no sucedió en otro lugar de Toluca. Estas comunidades están a una distancia de 15 kilómetros del centro de la capital mexiquense y fueron unas de las principales golpeadas por los contagios y muertes de COVID-19.

Desde el camposanto de San Pablo Autopan, Irma Soledad González Velázquez compartió la tradición milenaria y advirtió que si no visitan a sus muertos ellos estarán tristes: “Es como en un cumpleaños; lo vas a festejar e invitas a alguien; si no llega, te vas a poner muy triste”.

Ella ha transmitido esta tradición a su familia para que su recuerdo no muera, tanto a sus hijos como a sus nietos, porque sabe que es una cadena que no se romperá.

En este 2021 fue a visitar a su esposo, quien murió hace cinco años, y a sus padres, a quienes perdió a los 12 años. Por su parte, Rodolfo García de la Cruz recordó que esta es una costumbre que le heredaron sus abuelos: “Todo se viene haciendo cada año; desde que nuestros padres nos dijeron, hemos venido y aquí estamos con los nuestros”.

MAAZ