A la Alcaldía Iztacalco le tomó 14 meses edificar un nuevo mercado público que albergará a comerciantes de la antigua concentración de las chácharas, que estaba ubicada en la colonia Ramos Millán.
Con una inversión de 90 millones de pesos por parte de la alcaldía, se construyó el inmueble que va a albergar a 492 locales.
En un recorrido por el mercado, el Alcalde Armando Quintero explicó a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, los trabajos que se realizaron para rehabilitarlo.
Sistema contra incendios
“Tienes el primer mercado con sistema contra incendios automático, como edificio moderno, si hay humo (se activa).
“Este mercado se ha hecho básicamente con recursos propios de la alcaldía, se llevó 14 meses de trabajos”, explicó el edil.
El viernes, la Secretaría de Desarrollo Económico otorgó a la alcaldía una constancia en la que hace constar el nombre “Río Frío” como mercado público de la ciudad, tras haber solventado el Procedimiento Administrativo de Regularización de Concentraciones de Comerciantes.
“Para nosotros es muy importante, porque estamos convencidos de la defensa de la economía popular, esta es una aportación”, dijo Quintero.
Nuevo mercado
Agregó que no será la única obra de este tipo, sino también la concentración de la colonia Granjas México, que va a tener un nuevo mercado público.
El 24 de noviembre de 2019, los comerciantes de la concentración participaron en una convocatoria para la regularización administrativa, así como para realizar una votación que avalará que estaban de acuerdo en transitar a ser mercado público. En total, votaron a favor 272 de 302.
Beneficios a comerciantes
La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, reconoció la labor de la alcaldía para edificar un nuevo mercado público y los beneficios que traerá a los comerciantes.
“Es en realidad una acción que tiene muchos beneficios, es un objetivo de justicia social, porque mucha gente que vivía vendiendo distintos artículos en esta concentración, hoy realmente se beneficia como un mercado digno”, destacó la mandataria capitalina.
Por Carlos Navarro y Manuel Durán
avh