Tras la firma del Convenio Específico de Colaboración con la Secretaría de Seguridad del Gobierno estatal, mediante el cual se trabajará de manera conjunta con perspectiva de derechos humanos para prevenir, atender y erradicar la violencia de género en la entidad, el ombudsperson mexiquense Jorge Olvera García reconoció y celebró la voluntad política del gobernador Alfredo del Mazo Maza para profundizar en la atención inmediata a este flagelo social.
“No puede haber oposición entre las acciones de seguridad y el respeto de los derechos humanos; por ello, celebramos con optimismo la firma de este convenio que nos permitirá crear y operar nuevas estrategias conjuntas para la prevención, atención y erradicación de cualquier tipo de violencia contra las mujeres en el Estado de México”, dijo Olvera García.
Al signar dicho acuerdo, la Secretaría de Seguridad y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), ratificaron el compromiso de formar equipos de trabajo especializados, alineados al objetivo de prevenir y erradicar cualquier tipo de violencia hacia las niñas y las mujeres, mediante acciones concretas de colaboración que fomenten los derechos humanos y protejan la dignidad y el derecho de las mexiquenses a una vida libre de violencia.
Además de actividades educativas para eliminar la discriminación contra la mujer, se establecerán las directrices técnicas y operativas para crear una línea telefónica directa, que dé soporte y atención en cualquier circunstancia de violencia de género, por medio de un protocolo especializado.
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Al respecto, el secretario de Seguridad estatal, Rodrigo Martínez-Celis Wogau, aseguró que “los derechos humanos son la base y el propósito de los cuerpos policiacos, custodios, monitoristas y personal en general, que trabajan para alcanzar una sociedad libre de violencia y de miedo”.
El convenio, dijo, ratifica la postura de la Secretaría de Seguridad, que es la del gobernador Alfredo Del Mazo, contra la violencia que menoscaba o anula el disfrute de los derechos y libertades de las mujeres y las niñas mexiquenses.
Por Pablo Cruz Alfaro