Apenas unas semanas después de la muerte de la icónica Premio Nobel de Literatura Alice Munro, su hija menor, Andrea Skinner, ha sacudido al mundo literario con un desgarrador ensayo publicado en el Toronto Star. En él, Skinner acusa a su difunto padrastro, Gerald Fremlin, de haberla abusado sexualmente cuando era niña, y a Munro de haber ignorado estas acusaciones, eligiendo permanecer al lado de su abusador hasta su muerte.
Andrea Skinner, ahora de 58 años, detalló que el abuso comenzó en 1976 cuando ella tenía apenas nueve años y Fremlin 50. La primera agresión ocurrió durante una visita a la casa de Munro y Fremlin en Ontario, donde Fremlin se subió a la cama en la que Skinner estaba durmiendo. Según el relato de Skinner, el abuso se prolongó durante años, con Fremlin exponiéndose ante ella y contándole historias inapropiadas sobre sus necesidades sexuales y las niñas del vecindario.
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Skinner reveló que no comprendió plenamente que estaba siendo abusada hasta años más tarde, pero que sufrió consecuencias emocionales y físicas significativas, incluyendo bulimia, insomnio y migrañas. Fue solo después de una reacción particular de Munro a una historia de abuso en la ficción que Skinner decidió contarle la verdad a su madre en 2005, cuando Fremlin tenía 80 años.
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Al enterarse de las acusaciones, Munro reaccionó de manera que Skinner describió como si se tratara de una infidelidad, mostrándose más preocupada por la pérdida de su pareja que por el bienestar de su hija. Munro abandonó temporalmente el hogar conyugal, pero finalmente regresó a Fremlin, permaneciendo con él hasta su muerte en 2013.
Créditos: Archivo El Heraldo de México
Skinner acudió a la policía en 2005, resultando en una sentencia leve y libertad condicional para Fremlin. A pesar de esto, Munro eligió proteger a su esposo, lo que dejó a Skinner sintiéndose traicionada y desamparada. También expresó su deseo de que su historia forme parte de las narrativas sobre su madre, afirmando que nunca quiso ver otra entrevista, biografía o evento que no abordara la realidad de lo que le había sucedido y el hecho de que su madre eligió quedarse con su abusador.
Skinner también reveló que Fremlin escribió cartas a la familia en las que admitía el abuso pero la culpaba a ella, describiéndola como una "rompehogares" y afirmando que ella buscaba aventuras sexuales. Munro, por su parte, justificó su permanencia con Fremlin argumentando que lo amaba demasiado y que la cultura misógina era la culpable de esperar que ella se sacrificara por sus hijos.
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Grandes literatos se posicionan ante las acusaciones
El ensayo de Skinner ha sacudido profundamente al mundo literario, donde Alice Munro es celebrada por su capacidad para perfeccionar el cuento contemporáneo y explorar temas como el sexo y el trauma. Michelle Cyca, escritora y editora de revistas canadienses, expresó en X que muchas personas niegan la posibilidad de que Munro pudiera haber convivido conscientemente con un pedófilo, mientras que otros rápidamente afirman que nunca les gustó su estilo de escritura.
"Es más difícil aceptar la verdad de que las personas que hacen arte trascendente son capaces de actos monstruosos", señaló Cyca.
El novelista y ensayista estadounidense Brandon Taylor también elogió el coraje de Skinner, destacando la devastadora naturaleza personal de su relato y cómo se refleja en sus propias experiencias.
LA/TJM