El caso de Brian Cohee es uno de esos que parecen sacados de una película de terror. En febrero de 2021, el joven de 21 años cometió el asesinato de Warren Barnes, un indigente de 69 años, mientras dormía cerca de la avenida Crosby, para luego cortar su cabeza y colocarla en un clóset. La historia se contó con mucho detalle cuando el canal de YouTube “EXPLORE WITH US" presentó el documental "Parents Discover Teen Son's Horrifying Secret".
El descubrimiento de la cabeza y las manos en descomposición de Barnes en su clóset por parte de su madre, Terri Cohee, llevó a una llamada a la policía. Las imágenes captadas por la cámara de un coche de policía y una dashcam de un negocio local ofrecieron un vistazo a la escena del crimen, mientras que el juicio posterior expuso la magnitud del delito. Además de que hay material de la entrevista inicial de un agente con Brian, la cual ha dejado sorprendidos a muchos.
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¿Qué pasó con Brian Cohee?
Cohee fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional; a pesar de sus alegatos de inocencia por demencia, el tribunal encontró a Cohee culpable. "Warren Barnes perdió la vida de la forma más violenta", dijo Trish Mahre, fiscal del distrito. "Este resultado demuestra los controles y equilibrios que existen dentro del sistema de justicia penal. La justicia prevaleció cuando el jurado emitió veredictos de culpabilidad que responsabilizaba legalmente al acusado de sus horribles crímenes", agregó.
Warren Barnes, conocido cariñosamente como "El Hombre Lector" por su amor a la lectura, era una figura apreciada en su comunidad. Amigos y familiares lo describieron como una persona amable y trabajadora. En su memoria, se erigió una escultura conmemorativa; Geraldine Shipp, hermana de Barnes, y Michelle Munfrada, su sobrina, expresaron su esperanza de que la condena de Cohee brinde cierto cierre a una herida abierta por la tragedia.
Brian Cohee aseguraba no estar cuerdo
Cohee se había declarado inocente “por locura”, ya que él tiene diagnosticados trastorno depresivo mayor, el TDAH y autismo, además de que argumentó que los “factores estresantes naturales” lo condujeron a un estado en que no estaba consciente de sí mismo. Sin embargo, las autoridades consideran que sí podía distinguir entre el bien y el mal antes, durante y después de sus actos.
El juez Richard Gurley, quien presidió el caso, catalogó el crimen como uno de los más atroces que había visto en sus 37 años de carrera, y aunque aceptó los problemas mentales en Cohee consideró que existía premeditación detrás del asesinato. La reacción de la madre de Cohee al descubrir la verdad sobre su hijo fue de horror y empatía por la familia de la víctima, poco después expresó sus condolencias y subrayando la irrevocable pérdida causada.