Los virus son una de las preocupaciones que mantienen en vilo a las personas que han aumentado su interés por conocer las consecuencias que dejan aquellos que utilizan a los huéspedes, con el fin de vivir de ellos al tiempo de controlarlos cual zombies, tal como los actúan los seres creados en la literatura y el cine; sin embargo, en la naturaleza existen parásitos que actúan similar a los personajes.
Uno de los especímenes que requiere a un huésped para que siga su descendencia es una avispa, que a pesar de que no es propiamente un virus, sí produce un efecto en los cuerpos de la oruga para depositar los huevos de su cría para que se alimenten y se desarrollen dentro de ella, mientras que al mismo tiempo los proteja durante su estado larvario.
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El efecto de la avispa parasitoide Glyptapanteles
La avispa parasitoide Glyptapanteles utiliza la simbiosis para desarrollarse y mantenerse con vida; es decir, necesita del vínculo de un huésped para actuar como parásito para que ambos organismos se beneficien, sin embargo, en el caso de la avispa, usa a las orugas hasta quitarles la vida una vez que terminan con su proceso de larva.
Una vez que la avispa Glyptapanteles deposita sus huevos en las orugas, las larvas esperan el momento para romper el cascarón para alimentarse de los fluidos corporales de la oruga que está como su huésped. Una vez que termine de devorar a la oruga, las larvas de la avispa emergerá para comenzar su nuevo proceso de vida.
El zombie oruga se vuelve agresivo
Mientras todavía está viva, la oruga se convierte en un zombie agresivo, aunque no del tipo que busca alguna víctima para devorarla en un ambiente postapocalíptico como en las películas de ciencia ficción y horror, sino que se encarga de proteger a sus parásitos.
La oruga es controlada por las larvas de la avispa para que actúe como su guardaespaldas zombie para minimizar el número de depredadores que se acerquen a los capullos, según información de la BBC, acción que hacen los parásitos de la avispa Glyptapanteles que eventualmente mata a su presa, de ahí su término parasitoide.