El olor a pólvora es constante, al igual que el estruendo de los misiles que lanzan los tanques israelíes a la franja de Gaza, a un kilómetro y medio de distancia. Donde se realizó la fiesta tecno Super Nova ahora están las fotografías de las 360 personas asesinadas y otros secuestradas por el grupo terrorista Hamás sólo en ese lugar.
Ricardo Grichener, tío de Omer Wenkert de 22 años y secuestrado el 7 de octubre, pide mantener la calma cuando a lo lejos se escucha el misil. “Está bien, está bien no pasa nada, está bien”, expresa.
Sigue leyendo:
Israelíes en la frontera con Líbano: "No dejaremos nuestra tierra"
Los judíos no son Netanyahu (ni los palestinos Hamas)
En menos de un minuto se escucha otra detonación. Los familiares, soldados y otros visitantes ni se inmutan. La última imagen que se tiene de Omer es cuando terroristas lo golpeaban semidesnudo en una camioneta Toyota rumbo a Gaza.
“Sé fuerte, te vamos a sacar”, expresa Ricardo Grichener, quien viajó a México el año pasado para solicitar al clero católico que el papa Francisco interviniera para liberar a 134 personas.
Padres de Omer están "destorzados"
Se mantiene fuerte porque dice que es lo único que les queda ya que los padres de Omer están destrozados. Para obtener información, incluso se ha metidos a grupos de Telegram de Hamas y otros grupos extremistas para conocer la situación de los secuestrados a los que no se les da comida, agua ni medicinas.
De fondo está el ruido de los helicópteros y drones de reconocimiento, ataque o defensa israelí. En el campo, entre flores de amapola, banderas, velas y pasto se pudo observar al menos un casquillo percutido.
Desde Tel Aviv a Reeim es un recorrido por tierra de casi dos horas. En el trayecto, se ven campos en donde nadie recoge la cosecha ya que muchos ciudadanos, en especial jóvenes, se han sumado al ejército.
También están los refugios en las carreteras, pequeños cuartos de concreto hasta donde llegaron lo terroristas para masacrar a los jóvenes que estaban en el festival.
Cifras de víctimas de los ataques del 7 de octubre
Con la organización Fuente Latina se coordina un recorrido por el kibutz en Nir Oz, una granja comunitaria que fue de las primeras atacadas por Hamas. De sus 417 habitantes, 49 fueron asesinados y de los 77 secuestrados solo 39 han sido liberados. A 145 días del ataque, el capitán Roni Kaplan, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, está confiado que esta comunidad renacerá.
Mientras narra a detalle la historia de cada una de las familias asesinadas y secuestradas en un recorrido por el kibutz, es increpado por un grupo de personas que le pide no entrar a la casa de una de las víctimas.
En las puertas de las casas están las fotografías de las víctimas. Los impactos de bala están en todos lados, la sangre en los muros, pisos y muebles, la ropa desgarrada y los juguetes de los niños empolvados.
En el comedor comunitario, persiste un olor turbio porque se usó para depositar los cuerpos de las víctimas durante tres días.
Se reforzará plan de seguridad para la franja de Gaza: Kaplan
Kaplan dice que aunque inicie trabajos una comisión de investigación independiente para conocer qué falló en materia de seguridad el 7 de octubre y por qué se llegó 8 horas después, se reforzará el plan de seguridad para la franja de Gaza y la concepción de defensa civil ya que no basta con refugio anti cohetes sino que se requiere un sistema de alarma de incendios para alertar de los ataques en tiempo real.
Son pocos los que se quedaron a vivir en el kibutz y aún no hay fecha para reacondicionar y limpiar las casas. Al término del recorrido el capitán Kaplan se inclina y señala varios montículos de tierra y ceniza. Relata que fue necesario el trabajo de expertos forenses ya que ahí fueron encontrados restos de dientes y huesos. Así fue posible identificar a otras víctimas.
De los ataques del 7 de octubre, el Ejército Israelí recuperó los videos de terroristas, víctimas y cámaras de seguridad para mostrar la brutalidad de los ataques. También recuperó los alambres con los que amarraron a las víctimas, un perfume, los restos de los paracaídas y otros proyectiles.
De regreso a Tel Aviv, las gasolineras y restaurante están lleno. La mayoría de los comensales son militares jóvenes que se tomen un descanso durante la guerra.
dhfm