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¿A qué "huele" la eternidad? Científicos recrean el aroma que se usaba en las antiguas momias egipcias

La "fragancia" se utilizaba en la elaboración de los bálsamos para la momificación en Egipto

MUNDO

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Quienes deseen conocer este aroma de miles de años de antigüedad podrán hacerlo en la expo Moesgaard de Dinamarca.Créditos: Pixabay

Después de muchos años de investigación, finalmente los científicos lograron descifrar los ingredientes de los bálsamos de momificación egipcios, como resultado se descubrió el antiguo aroma del cual se recreó y convirtió en una fragancia exótica. Lo mejor de este hallazgo es que los interesados en conocer este aroma de hace miles de años, podrán encontrarlo en la próxima exposición en el Museo Moesgaard de Dinamarca.

Bautizada como "el aroma de la eternidad", la fragancia se compone de tres ingredientes principales, que son:

  1. Cera de abejas.
  2. Aceites vegetales.
  3. Resinas de árboles de tierras lejanas.
Una vez encontrado los ingredientes base, se trabajó de la mano con la perfumista francesa Carole Calvez y la museóloga sensorial Sofia Collette Ehrich para recrear "el aroma real". FOTO: Pexels

El "aroma de la eternidad" surgió de una momia llamada Senetnay

Con una antigüedad de tres mil 500 años, este bálsamo se utilizó para preservar a una noble mujer egipcia de nombre Senetnay, cuyos restos se colocaron en vasos canopos y se descubrieron en 1900 dentro del Valle de los Reyes de Egipto. Este hallazgo reveló como la condición social de esta madre nodriza la puso en el círculo noble de la dinastía que le dedicó una sepultura excepcional para conservar sus restos, que a la par dejó que los científicos obtuviesen detalles inigualables para descifrar "la receta secreta" de la fragancia.

De acuerdo con la revista académica Scientific Reports, quien publicó el estudio a cargo del "aroma de la eternidad", los ingredientes para embalsamar encontrados en el cuerpo de Senetnay se encuentran entre los más elaborados y diversos jamás identificados de este periodo.

El aroma proviene de un bálsamo de momificación que se elaboró para la noble egipcia identificada como Senetnay. FOTO: Pexels

"Los ingredientes para embalsamar encontrados en los bálsamos de Senetnay se encuentran entre los más elaborados y diversos jamás identificados de este periodo, revelando el meticuloso cuidado y sofisticación con que se crearon", explicó la autora principal del estudio, Barbara Huber, investigadora doctoral del Instituto Max Planck de Geoantropología en Alemania.

La presencia tan amplia de ingredientes, incluidas como las sustancias exóticas como el dammar o la resina del árbol de la Pistacia, indica que se utilizaron materiales extremadamente raros y caros para su embalsamamiento.

Los investigadores recalcaron que este es "un aroma del pasado" y confían en que el trabajo acerque a las personas a interesarse por la historia del mundo antiguo. FOTO: Pexels

¿Cómo se llevaba a cabo el ritual de momificación?

Los registros históricos apuntan a que los egipcios extraían cuidadosamente los órganos de sus difuntos, tales como: pulmones, hígado, estómago e intestinos; para llevar a cabo el proceso de momificación, este evitaba la proliferación de bacterias además de la preservación del cuerpo. De acuerdo con el estudio, también se creía en la conservación del cadáver para el más allá, además de que alma tuviese un lugar "al cual regresar".

Luego del proceso de embalsamamiento, los frascos se colocaron dentro de una tumba real en el Valle de los Reyes, donde el egiptólogo Howard Carter los encontró en 1900, aunque el cuerpo de Senetnay no fue recuperado.

Los egipcios guardaban los órganos fuera del cadáver del difunto para preservar el cuerpo y evitar la propagación de bacterias. FOTO: Pexels

¿Qué ingredientes contiene el "aroma de la eternidad"?

Los únicos dos frascos que participaron en el estudio, contenían los pulmones y el hígado de Senetnay, de hecho formaban pare de una colección egipcia del Museo August Kestner de Hannover, Alemania, desde 1935. Afortunadamente sobrevivieron a la destrucción durante la Segunda Guerra Mundial gracias a que se les almacenó en una mina de sal. 

Aunque el contenido despareció pasado un tiempo, los investigadores pudieron raspar el interior de los frascos para estudiar los residuos dejados por los bálsamos, así como lo que se había filtrado en la piedra caliza porosa de los frascos. El trabajo se aplaudió dentro de la comunidad debido a que las recetas exactas utilizadas en la momificación no eran nombradas en los antiguos textos egipcios, al menos no con los ingredientes equipos.

No se tenían escritos claros sobre el bálsamo para la preservación de los órganos, por lo que este es el primer paso para su profundización. FOTO: Pexels

El trabajo que comenzó en el 2021 utilizó diversas técnicas analíticas muy avanzadas y se determinó que para cada frasco se pudieron haber utilizado ligeras variaciones entre los contenidos de los bálsamos, los ingredientes primordiales fueron:

  1. Cera de abeja.
  2. Aceites vegetales.
  3. Grasas animales.
  4. Alquitrán, un producto natural del petróleo
  5. Resinas.
  6. Cumarina, aroma parecido a la vainilla que se encuentra en la canela.
  7. Ácido benzoico, que se encuentra en resinas y gomas de árboles y arbustos.
Nunca se encontró el cuerpo de Senetnay. FOTO: Christian Tepper vía Museo August Kestner

¿Cómo se recreó el "aroma de la eternidad"?

Una vez que se identificaron los ingredientes, el equipo trabajó de la mano con la perfumista francesa Carole Calvez y la museóloga sensorial Sofia Collette Ehrich para recrear "el aroma real" del bálsamo, este proceso les llevó meses por la elaboración tan meticulosa y las múltiples pruebas que se hicieron para obtener el mejor resultado.

"La primera vez que me encontré con el aroma, fue una experiencia profunda y casi irreal", afirma. "Después de pasar tanto tiempo inmersa en la investigación y el análisis, tener por fin esta conexión tangible y aromática con el mundo antiguo fue conmovedor. Fue como sostener un tenue eco del pasado".

Se podrá "oler" el aroma de la eternidad en la siguiente exposición del Museo Moesgaard de Dinamarca. FOTO: Pexels

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