HISTORIAS DEL NARCO

Juan Carlos fue un sanguinario sicario y guerrillero pero cambió las balas por un balón de futbol, esta es su historia

Ahora entrena a niños para que se refugien en el deporte

MUNDO

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Juan Carlos prefirió las armas que los libros, pero sobrevivió.Créditos: El Mundo

Juan Carlos Sánchez siempre supo desde niño que quería salir de La Sierra, su barrio en Medellín, Colombia (aunque fuera como un sicario), donde todos los habitantes vivían con miedo ya que había un único camino para entrar y salir de la zona que además era controlada por bandas de criminales que decidían si mataban o no a quien vieran sospechoso, por ello, prefirió dejar los libros por las armas para sentirse más seguro.

“Al que subía o bajaba por la calle le decían que era un sapo (un chivato) y entonces le podían matar”: Juan Carlos Sánchez.

Cuando cumplió 15 años de edad, Juan Carlos decidió no arriesgarse más a ser una de las víctimas del hampa y abandonó la escuela para terminar como un sicario a las órdenes de un grupo armado. Sin embargo, en sus inicios, el aún adolescente comenzó a tomar las armas desde la trinchera del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Juan Carlos se formó como sicario. Foto: El Mundo

El sicario combatió al narco

En su etapa como guerrillero del ELN, Juan Carlos formó parte de un grupo especial que se dedicó a “limpiar” las calles de criminales comunes que se enfocaban en robar, matar y abusar sexualmente de sus víctimas, hasta que el futuro capo y sus compañeros guerrilleros hicieron “justicia”. 

“En muchos vecindarios había gente que se dedicaba a robar, matar y violar y nosotros nos proclamamos "Milicias a limpiar". Hubo mucho derramamiento de sangre: todos los días morían siete y ocho personas en La Sierra”, relató el capo en entrevista para El Mundo.

Pero las acciones del joven guerrillero lo llevaron a mudarse de La Sierra junto con su madre. Por cuatro años Sánchez estuvo en la milicia hasta que cayeron los comandantes del ELN a los que servía. Entonces el grupo guerrillero se disolvió, pero no así el “combo” (una pandilla) donde estaba con otros compañeros.

Un grupo armado contrató a los guerrilleros y actuaban bajo las órdenes de Carlos Mauricio García, un ex oficial del Ejército que era conocido como “Doble Cero”. El grupo estaba en contra de las drogas y combatía directamente a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), otra milicia de era financiada por los narcotraficantes.

Juan Carlos ahora entrena a niños. Foto: El Mundo

Dios y el futbol salvaron al sicario

En alguna ocasión, Juan Carlos recibió la orden de matar a un soldado que resultó ser uno de sus amigos: “Un amigo del ejército llegó acá, al barrio, y yo sin tener conocimiento. Me tocó darle. Fue duro pero había que cumplir... De mis amigos solo quedamos tres con vida. En libertad solo estoy yo; los otros dos están presos. Los demás fueron asesinados”.

Pero tras 10 años de ser un sicario, Sánchez se retiró de los homicidios cuando encontró ayuda en Dios y el futbol, ya que además nació su hijo. Ante ello, Juan Carlos fue con su comandante para pedir permiso de dejar las armas a lo que accedió. 

“Tenían miedo de que cruzaran en el autobús al campo de fútbol, que está en otro vecindario, y hubiera un enfrentamiento. Y finalmente los niños lo replicaban: se hacían grandes pensando que la gente de abajo eran los enemigos; y los del otro barrio lo decían de nosotros, era una cultura de violencia”, relató.

Años después, el ex sicario se defiende con un balón de futbol con el que trata de ayudar a los jóvenes para que no sigan su camino de las armas y se refugien en el deporte. “El deporte es un gancho”, argumentó. “Pero queremos enseñarles a que construyan un proyecto de vida, que sueñen con tener trabajos normales”.