Entre acusaciones mutuas, el 6 de junio se reportó que la presa Nova Kakhovka, una de las más importantes de Ucrania y la cual provee de agua a la zona de Crimea, anexionada por Rusia desde 2014, presentaba fugas importantes que ponían en riesgo a más de 16 mil personas en sus alrededores.
Más allá de los riesgos de inundación que podrían borrar completamente pueblos enteros y acabar con cientos de animales y plantas por el torrente del caudaloso río Dniéper, los expertos señalan que la cercanía de la estación eléctrica de Zaporiyia, la cual opera con energía nuclear, también podría correr un peligro inminente.
La planta de energía nuclear de Zaporiyia es la más grande de Europa, y desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania ha sido motivo de preocupación para los gobiernos internacionales. Expertos de la Universidad del Sur de California señalan que, de provocarse algún accidente en esta unidad, las consecuencias podrían ser más graves que las causadas por Chernobyl.
La presa Nova Kakhovka es vital para su funcionamiento, puesto que parte de sus aguas son empleadas para enfriar áreas críticas de la central, por lo que una fuga no controlada podría afectar su correcto funcionamiento.
“Aunque apagues los reactores, la planta necesita energía para echar a andar el gran sistema de enfriamiento para quitar el calor residual en el reactor, llevándolo a lo que se conoce como un apagado en frío.
“La circulación del agua siempre se necesita para asegurarse que el combustible quemado no se sobrecaliente. Los depósitos de combustible quemado también necesitan circulación constante de agua para mantenerlos fríos, y se necesita hacerlo por varios años antes de poder ponerlo en tambos secos”, apunta Najmedin Meshkati, experto en seguridad de la institución californiana.
Los combates cerca de la central de Zaporiyia multiplican los riesgos de alguna explosión accidental, de acuerdo con el experto, ya sea por el hecho de que algún proyectil impacte directamente a las instalaciones y libere material radiactivo tanto en las inmediaciones como al medio ambiente, o por algún error humano inducido por la situación de estrés en la que laboran los empleados de la central.
¿Quién es el culpable?
Aunque las fuerzas rusas niegan haber sido responsables de la ruptura de la presa, las acciones realizadas en los meses anteriores por el ejército de ocupación permiten dudar de su palabra.
De acuerdo con el analista militar Benjamin Jensen, los ataques rusos en contra de la infraestructura civil ucraniana están debidamente pensados para minar la moral de las fuerzas locales, al tiempo que les permiten arriesgarse menos en un combate frontal entre milicias.
“Estos ataques contra la infraestructura civil no son al azar. De hecho, reflejan un frío cálculo fiel a la teoría militar rusa moderna. Desde hace más de 20 años, los libros de estrategia militar rusos han enfatizado la necesidad de realizar ataques sin contacto y contra infraestructura crítica.
“Estas operaciones seleccionan blancos en un principio por su efecto psicológico. Ellos creen que, al impactar infraestructura clave y crear apagones generalizados, además de interrupciones en las vías de comunicación y transporte de bienes, hace que la población resista menos a una fuerza atacante”, apunta Jensen.
La ruptura de la presa sería un argumento poderoso por parte de Rusia, además de generar una mayor preocupación entre la población por las inundaciones y la contaminación del río Dniéper por la fuga de aceites y otros materiales provenientes de la presa.
¿Qué sigue después?
Los expertos no se ponen de acuerdo en la magnitud del desastre creado por la ruptura de la presa, pero en algo sí coinciden: el posible avance planeado por las fuerzas ucranianas en su contraataque será mucho más lento.
Expertos de la Universidad de Birmingham en el Reino Unido destacan que el avance de la infantería ucraniana por vastas zonas del sur de Ucrania será mucho más complicado, mientras que permite a las fuerzas rusas reforzar sus posiciones defensivas sin pérdida de elementos.
“La enorme inundación que ha provocado equivale a devastar vastas áreas en ambos bancos del sur del río Dniéper en torno a Crimea. Esto hará las operaciones ofensivas de las fuerzas de infantería ucranianas difíciles en esta área, muy probablemente en los meses siguientes, sin debilitar las líneas defensivas rusas”, destaca Stefan Wolff, analista británico.
En días recientes, las fuerzas ucranianas habían señalado avances en algunas zonas ocupadas por los rusos, al mismo tiempo que sometían a fuego constante a la región rusa de Bélgorod.