Una tragedia escolar ocurrió en una secundaria de Nueva Zelanda donde un estudiante de secundaria desapareció durante una excursión escolar y posteriormente su cuerpo fue hallado en una cueva, informaron autoridades, quienes se encuentran dándole seguimiento al caso que ha conmocionado a la localidad.
Fue el pasado martes cuando un grupo de al menos 15 estudiantes de 11 años de edad pertenecientes a la Escuela secundaria Whangarei Boys, acompañados por dos supervisores, realizaron una práctica en las Cuevas de la abadía en Whangarei a pesar de que había advertencias de fuertes tormentas eléctricas en la zona.
Sin embargo, lo que en un inicio se trataba de escalar rocas, se convirtió en momentos de preocupación después de que fueron sorprendidos por las fuertes precipitaciones por lo que tuvieron que buscar un refugio inmediato para ponerse a salvo, pero al parecer la tormenta cada vez los ponía más en riesgo.
Fue entonces, cuando al conseguir un refugio uno de los niños soltó la mano de su compañero, quien lo tenía del brazo para evitar que resbalara, pero fue imposible sostenerlo y lo arrastró la corriente de agua, seguí los otros niños, dos de los adultos que iban con ellos intentaron salvarlo pero no lo lograron.
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Pidieron auxilio
En cuanto pudieron, los profesores el grupo de estudiantes pidieron ayuda e informaron a la policía que uno de los menores estaba desaparecido después de que el agua se lo llevara, por lo que inmediatamente después de que los demás niños fueron sacados de ahí y llevados a un lugar seguro, comenzó un ardua búsqueda para localizar al pequeño.
Lamentablemente, unas horas después del incidente, los equipos de búsqueda y rescate encontraron el cuerpo en una cueva de la zona. Este hecho ha causado consternación e ira en la comunidad de Northland, y muchos se preguntan por qué se llevó a cabo el viaje a pesar de las constantes advertencias del clima, pues de haberlas considerado el niño seguiría con vida.
Por su parte, los padres de los alumnos denunciaron los actos negligentes de la escuela y de la policía, ya que después de lo ocurrido se les prohibió a los niños contestar sus teléfonos celulares, con el argumento de que las autoridades les enviarían un correo electrónico para informarles sobre el estado en el que se encontraban sus hijos.
"Es muy importante para mí hacerles saber lo devastados que estamos porque uno de nuestros estudiantes ha perdido a un muy querido y apreciado hijo y hermano y el impacto de esta tragedia se está sintiendo ampliamente entre nuestro personal escolar, estudiantes y comunidad", indicó la directora de la institución en un comunicado.
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