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El excandidato presidencial de Nicaragua, Félix Maradiaga, vuelve a la lucha tras ser desterrado

El opositor nicaragüense platicó con El Heraldo de México sobre su experiencia, tras ser arrestado por el régimen sandinista

MUNDO

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Actualmente, Maradiaga se encuentra con su hija, Alejandra, y su esposa, Berta Valle, en Estados Unidos.Créditos: AP

El excandidato presidencial de Nicaragua, Félix Maradiaga, uno de los 222 presos políticos desterrados por el régimen de Daniel Ortega hacia Estados Unidos, platicó con El Heraldo de México sobre los 611 días que estuvo en prisión bajo tortura y reiteró que su lucha por la democracia sigue en pie.

“Fui arrestado el 8 de junio de 2021, me citó la Fiscalía General de la República bajo acusaciones de atentar contra la soberanía e integridad territorial de Nicaragua”, dijo. Ortega recurrió a una ley que en principio existe para causas de guerra civiles o conflictos políticos militares. 

“Me hice presente voluntariamente en la Fiscalía. No sabía que iba a ser detenido, pero las tropas especiales de la Policía nicaragüense me arrestaron con mucha violencia, me golpearon y me llevaron a la prisión conocida como El Chipote.  

“Completamente aislado, sin ningún tipo de acceso al mundo exterior, a abogados, sin una llamada telefónica, sin ningún contacto con mi familia, incluso mi propio abogado, el señor Roger Reyes, que me acompañó a la Fiscalía, también fue arrestado”, platicó el también activista prodemocracia. 

Maradiaga dijo que “permanecí detenido arbitrariamente por 611 días, sufriendo una condena de 13 años de cárcel perpetrada bajo un juez afín a la dictadura sandinista que implementó la pena de alta traición a la patria”. 

El opositor señaló que a lo largo de los últimos 20 años ha impulsado en Nicaragua distintas iniciativas para la construcción democrática, por esa razón decidió contender por la Presidencia nicaragüense. 

“Estas iniciativas estuvieron inicialmente vinculadas a mi rol como funcionario público a cargo de los esfuerzos de Nicaragua de reconstrucción posconflicto desde 1997 hasta 2006, cuando estuve a cargo de la Oficina de Atención de Excombatientes”, contextualizó. 

Destacó que “a pesar de que sabíamos de que las reglas electorales estaban corrompidas por Ortega, era importante que la comunidad internacional conociera que la oposición nicaragüense estaba haciendo todo lo posible para poder darle al pueblo de Nicaragua una transición hacia la democracia”.  

Por eso, en 2020, la red de organizaciones de sociedad civil y organizaciones políticas universitarias denominada Unidad Nacional Azul y Blanco, “me escogió como precandidato a la Presidencia de la República”, dijo Maradiaga. 

Casi 20 meses después, el pasado 9 de febrero, Maradiaga y otros 221 opositores fueron de manera sorpresiva expulsados de Nicaragua y mandados a Estados Unidos.

El entrevistado dijo que “era la medianoche cuando nosotros recibimos, de parte de los carceleros de El Chipote, la instrucción de vestirnos rápidamente.  

“Fuimos llevados a un área de concentración dentro de una celda donde por primera vez nos colocaron con varias personas al mismo tiempo. Después nos llevaron a unos autobuses que nos trasladaron al aeropuerto”. 

Recordó que en el transcurso de la cárcel del aeropuerto, iban esposados con la vista hacia el suelo y vigilados por policías, sin saber a donde iban. 

“Cuando llegamos al aeropuerto, sorpresivamente nos dimos cuenta que se nos estaba expulsando del país. Nos pidieron que firmáramos un documento, de una sola línea, que decía que ‘voluntariamente dejábamos el país sin ningún tipo de instrucción’”, recordó. 

Ya fuera de prisión, mencionó que “es muy difícil poder expresar con palabras lo que se siente respirar aires de libertad, después de haber estado privado de ella durante tantos meses, de luz del día, del aire fresco y, sobre todo, de la familia. El nivel de reclusión que existe en la cárcel del Chipote es muy extremo”.  

Opositor convive con simpatizantes. (Créditos: REUTERS)

Continúo, “no había ningún tipo de lectura, ninguna biblia, ningún acceso, ni siquiera un dibujo infantil de mi hija. No podíamos tener socialización, fui sometido a  interrogatorios de muchísimas horas de manera permanente aún después de haber sido condenado”. 

Destacó: “debo agradecer a mi esposa, Berta Valle, quien sin cansancio y, en todo momento, se convirtió en una vocera no solamente de mi libertad, sino también la libertad de todos los presos políticos nicaragüenses. 

“Ella hizo un excelente dúo con la esposa de otro preso político, la señora Vicky Cárdenas. Ambas recorrieron el mundo para elevar su voz sobre lo que estaba pasando en Nicaragua”, resaltó.

Sobre su futuro dijo que “solamente puedo decirle que hoy más que nunca tengo dos compromisos fundamentales. El primero es continuar trabajando con mayor ahínco por la libertad del pueblo de Nicaragua y por la libertad como valor sagrado y como un derecho fundamental”. 

El excandidato presidencial señaló al final de esta charla que “definitivamente México es una opción de asilo (como lo ofreció el Presidente mexicano) para todos los que salimos de Nicaragua y que tenemos que considerar. 

“En mi caso es muy temprano todavía definir pasos concretos, porque por un asunto de principio, por un asunto de conciencia, no estaré respondiendo de inmediato a ninguna de las generosa oferta de nacionalidad”, finalizó. 

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