El cáncer es una de las enfermedades con mayor tasa de mortalidad en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), al año más de 10 millones de personas mueren por este padecimiento, el cual generalmente no presenta síntomas, sino hasta que ya es demasiado tarde. En este contexto se viralizó la historia de la británica Megan Royle, una mujer de 32 años quien se sometió a procedimientos intensos y quimioterapias, solo para descubrir que en realidad nunca estuvo enferma.
De acuerdo con su propio testimonio, revelado a medios locales, Royle encontró un lunar extraño en su brazo durante el año 2019, por lo que acudió con un especialista, quien la diagnóstico con cáncer de piel. La mujer incluso acudió con otro especialista, quien le confirmó que padecía cáncer. Megan contó que, ante la noticia, se deprimió y tuvo que darle un giro completo al estilo de vida que llevaba.
¿Cuál fue el diagnóstico de Megan?
En aquel entonces, Megan trabajaba como maquilladora de teatro, por lo que tuvo que renunciar a su empleo, para poder someterse a los intensos tratamientos, cirugías y quimioterapias que sus médicos tenían planeados. La mujer se sometió a una cirugía en la que le extirparon el lunar y días más tarde inició con las terapias químicas.
Durante su estancia en los hospitales, los médicos de Megan también le informaron que su fertilidad podría verse afectada por los tratamientos, por lo que se vio forzada a congelar sus óvulos: "no estaba pensando en tener hijos en ese momento, pero siempre fue algo que planeé para más adelante en la vida, por lo que conservar óvulos fue algo que no dudé en hacer", dijo la mujer al medio The Sun.
¿Nunca tuvo cáncer de piel?
Nueve meses después del diagnóstico, Megan se mudó al norte de Londres, donde descubrió que en realidad nunca estuvo enferma y todo habría sido una negligencia médica. La joven descubrió la verdad al acudir con un especialista para darle seguimiento a su enfermedad; el experto le realizó una serie de exámenes y determinó que ella no padecía y nunca había tenido cáncer de piel. “Pasé dos años creyendo que tenía cáncer, pasé por todos los tratamientos y luego me dijeron que no había ningún cáncer”, dijo.
“Realmente no puedo creer que algo como esto pueda suceder, y hasta el día de hoy no he tenido una explicación de cómo y por qué sucedió. Uno pensaría que la emoción inmediata sería alivio, y en cierto modo lo fue, pero yo diría que las emociones más importantes fueron de frustración y enojo”, agregó la mujer. Megan demandó al hospital que le dio el diagnóstico equivocado y tras varias negociaciones consiguió un acuerdo con el nosocomio.
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