El 18 de junio tres poderosos incendios forestales en Navarra, España, devastaron miles de kilómetros de bosques y pastizales, provocando el desalojo de miles de personas y el creciente temor de que una nube de fuego naciera y arrasara con todo lo que se pusiera a su paso. En redes sociales, cientos de fotos y videos de poderosas nubes cubriendo pueblos y algunas ciudades causó pánico.
Según los registros en la comunidad de Navarra, el incendio forestal que se vivió en la Sierra de la Culebra es el mayor incendio de la historia del país. El fuego arrasó más de 30 mil hectáreas de terreno. La ola de calor que se vive en Europa, en especial en España, prendió las alertas ambientales por la mala calidad del aire, los golpes de calor y la poca capacidad de los gobiernos locales para combatir incendios forestales.
Otra fenómeno que alertó a la comunidad española fue la aparición de una nube de fuego, algunos videos en redes sociales muestran como una tormenta eléctrica nace dentro de una enorme nube, los destellos iluminan el panorama cubierto de humo y ceniza, y rápidamente se expande.
¿Qué es un pirocúmulo o nube de fuego?
Un pirocúmulo o nube de fuego es un fenómeno que se produce debido al fuego de un incendio forestal o a la actividad de un volcán en fase de erupción. Los incendios forestales, al igual que las explosiones de un volcán, generan poderosas corrientes de aire ascendentes. Estas corrientes portan el agua evaporada por el incendio, además, una gran cantidad de partículas o restos de la materia vegetal quemada, que funcionan como núcleos de condensación y sirven para crear, junto al vapor de agua, estas formaciones nubosas.
Las personas que contemplan un pirocúmulo pueden creer que se trata del humo de la explosión o del fuego, pero en realidad es una nube que se forma justo encima de la zona en la que ha tenido lugar la explosión o que se encuentra ardiendo. Por eso lo peligroso de estas nubes.
Estas nubes de fuego pueden llegar a formar tormentas con una fuerte actividad eléctrica o incluso poderosas lluvias con granizo de gran tamaño. Esto ocurre sobre todo en latitudes subtropicales, donde las corrientes ascendentes tras un fuego pueden ser tan potentes que las nubes alcanzan el nivel de una tormenta.
Uno de los grandes peligros de este tipo de nubes es que su actividad puede llegar a producir un nuevo incendio debido a las tormentas eléctricas que genera y a los misiles que se convierten la materia vegetal quemada. Estos proyectiles son lanzados con tal fuerza que pueden abarcar grandes distancias y en cuestión de segundos aumentar el tamaño de incendio forestal. El fuego puede comenzar en un área despoblada, pero en minutos abarcaría comunidades enteras arrasando con ellas. Animales, vegetación y humanos quedarían atrapados en las fauces de esta nube de fuego.
Hasta la fecha ningún gobierno del mundo tiene un plan de acción para controlar estos fenómenos, mucho menos pronosticarlos. Lo espontáneo y poderoso de la nube de fuego lo coloca como unos de los fenómenos naturales que podría dejar un panorama apocalíptico para la humanidad.