Durante la Audiencia General celebrada este día en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre la ancianidad, a través del libro de Rut, quien era la joven viuda y su suegra, la anciana Noemí, que permanecen juntas a pesar de que suegra le insistía de que la dejara.
“En esta historia vemos muchos elementos de conflicto que se van pacificando: el hecho de ser mujeres y estar solas, además de su condición de extranjeras las hace vulnerables, pero el amor y el valor que se dan recíprocamente supera las dificultades. Y es así que Noemí, cuando nace el hijo de Rut y Booz, puede ver el futuro con esperanza”.
A través de este pasaje, el Papa Francisco hizo ver que con el matrimonio se crean “vínculos de parentela” como es el caso de la suegra y la nuera.
“La suegra no digo que la pensamos como el diablo, pero siempre se piensa en ella como una figura mala. Pero la suegra es la madre de tu marido, es la madre de tu mujer”.
El Santo Padre añadió que a las suegras hay que hacerlas felices y “si tienen algún defecto hay que ayudarlas a corregirse”.
“Pensemos hoy en este sentimiento un poco difundido de que la suegra cuanto más lejos mejor. ¡No! Es madre, es anciana. Una de las cosas más bonitas de las abuelas es ver a los nietos, cuando los hijos tienen hijos, reviven. Miren bien la relación que ustedes tienen con sus suegras: a veces son un poco especiales, pero te han dado la maternidad del cónyuge, te han dado todo. Al menos hay que hacerlas felices, para que lleven adelante su vejez con felicidad. Y si tienen algún defecto hay que ayudarlas a corregirse”.
El Obispo de Roma se dirigió a las suegras para que estén atentas con lo que dicen.
“También a ustedes suegras les digo: estén atentas a la lengua, porque la lengua es uno de los pecados más malos de las suegras, estén atentas”.
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