Con apenas la mitad de su embarazo, Diana García Martinez tuvo que ser internada de emergencia debido a que se contagió de Covid-19. La joven mamá de 28 años no estaba vacunada, y su esposo Chris Crouch tampoco, pues ambos creían que no era necesario y que los biológicos violentaban las libertades personales: estaban fuertemente influenciados por los dichos del republicano Greg Abott, gobernador de Texas, donde viven ellos.
Con una clara postura antivacunas, la pareja decidió que no se pondría ninguna dosis y que solo usarían el cubrebocas cuando fuera estrictamente necesario. "Dios nos dio nuestro sistema inmunológico y podemos combatir los virus con nuestro propio sistema inmunológico", dijo el hombre a The Washington Post.
Además, debido a que estaba embarazada, Diana no quería poner en riesgo a su bebé, ésto a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) recomiendan que las personas gestantes se vacunen contra Covid-19.
Recién comenzaba agosto de 2021 cuando Diana empezó a sentirse mal, pero no eran los malestares típicos del embarazo, sino que el dolor de cabeza, la fiebre y el agotamiento eran diferentes, luego le gritó a su esposo que no podía respirar. Entonces Chris, que es policía, llamó al 911 y fue llevada de emergencia al Texas Children's Hospital de Houston, donde habían habilitado un área especial para personas embarazadas con Covid-19.
Cuando los médicos le dijeron que necesitaban conectarla a un ventilador, ella les gritó que no quería morir, porque además del bebé que esperaba, tenía otros dos hijos pequeños. Su esposo la abrazó y le prometió que eso no pasaría aunque, a decir de los médicos que la trataban, el caso de Diana era muy difícil, recordó Chris en entrevista con WP.
La decisión más difícil para Chris
El esposo de Diana también tenía Covid-19, así que tuvo que quedarse en la habitación del hospital con ella. Fue entonces cuando reflexionó y cayó en cuenta que la salud no era un asunto político y que su postura antivacunas debía terminar. Comenzó a reflexionar en redes sociales sobre la situación que estaba pasando Diana y pidió a todas las personas conocidas que no se habían vacunado contra Covid-19 que lo hicieran, incluso él mismo lo hizo después de abandonar el hospital.
Cameron Dezfulian, el especialista que trataba a la joven madre, estaba realmente desconcertado ya que el ventilador que llevaba oxígeno a su cuerpo no estaba dando los resultados esperados. Entonces le comunicó a Chris que el embarazo posiblemente estaba alterando la forma en que el sistema inmune de Diana respondía ante el coronavirus y que, para salvarla, debían llevarla a una máquina llamada oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).
Este arriesgado procedimiento médico consiste en bombear la sangre fuera del corazón y los pulmones para que éstos descansen; sn embargo, es un tratamiento costoso y que puede traer severas consecuencias a la salud del paciente, pues se arriesga a padecer derrames cerebrales, convulsiones, la formación de coágulos o infecciones. Personal del hospital intentó explicarle todo ésto, pero Chris no lograba procesarlo todo.
El hombre de 37 años se enfrentaba a la decisión más difícil de su vida: Salvar a su esposa, salvar al bebé, salvarlos a ambos o volver a casa sin ninguno de los dos. Y entonces se dispuso a luchar por los dos y aceptó que llevaran a Diana a la ECMO. Para entonces, su esposa ya llevaba un mes en el hospital.
¿Qué pasó después con Diana y su bebé?
Diana estuvo conectada al aparato casi un mes y cuando despertó, parecía haber surtido efecto el tratamiento, aunque no reconocía del todo a Chris. Sin embargo, de un momento a otro se mostró confundida y entró en coma. Varios coágulos explotaron y le provocaron accidentes cerebrovasculares y un ataque al corazón, además, la paciente tenía sangrados en la garganta y en el tracto gastrointestinal. Luego, uno de sus pulmones colapsó, por lo que empezaron a buscarle un donante.
Los médicos monitorearon los signos vitales del bebé y éste estaba bien, por lo que decidieron en noviembre practicarle una cesárea. El niño nació a las 31 semanas de gestación y pesó poco más de dos kilogramos. Con el nacimiento de su hijo, el cuerpo de Diana comenzó a reaccionar positivamente y despertó hacia finales de noviembre del año pasado. Para Navidad, la mamá, el niño y Chris ya estaban en casa.
En honor al médico que le salvó la vida a la joven madre, Chris y Diana nombraron Cameron al bebé, quien fue bien recibido por Caín, de un año, y Miranda, de siete, hija que la mujer tuvo antes de conocer a su marido. A casi dos meses de que abandonó el hospital, la mujer de 28 años continúa en recuperación y rehabilitación debido a los derrames cerebrales que sufrió. Asimismo, sigue usando oxígeno, pero los médicos se mantienen optimistas y creen que se repondrá.
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