En Ecuador, hay varios grupos delictivos que están conectados con los carteles mexicanos. Principalmente “Los Chones”, aliados del Cártel de Sinaloa, “Los Lobos”, “Tiguerones” y “Chone Killers”, bandas que trabajan para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Estos grupos compiten por controlar las rutas de droga provenientes de Colombia con destino a Estados Unidos, Europa y Centroamérica. Sus conflictos, además de tomar lugar en las calles, ocurren en los centros penitenciarios, lugares desde los que se coordinan las operaciones de las pandillas. Esta situación se ha vuelto insostenible, las peleas entre los grupos delictivos en estos centros han llevado a más de 400 muertos desde el año 2020.
Violencia en los centros penitenciarios
En respuesta a esta violencia, se anunció que se trasladarían a cientos de reos de la Penitenciaría del Litoral en la ciudad de Guayaquil, la más grande del país y escenario de motines sangrientos en los últimos años, a otros centros penitenciarios.
El objetivo del traslado, acorde a las autoridades, era “reducir el hacinamiento, mejorar infraestructura y condiciones de seguridad”, pero la decisión desató el enojo de “Los Lobos” y los “Tiguerones”, que procedieron a amenazar el sometimiento a la población y a todas las cárceles a una ola de terror si "tocaban" a su gente de los pabellones 8 y 9 de esa penitenciaría.
El enojo, según algunos, surgió de que estos grupos interpretaron la decisión como una alianza entre las autoridades con “Los Chones'' para perjudicarles en su competencia con los aliados del Cártel de Sinaloa.
Fatídica resolución
Para el 3 de noviembre ya había un amotinamiento en el penal, en el que murieron dos presos y ocho resultaron heridos. Además, se necesitaron 700 policías y 470 militares para controlar la penitenciaría. También secuestraron a siete funcionarios penitenciarios los reos de un centro de rehabilitación en la provincia de Esmeralda, aunque ya fueron liberados.
Sin embargo, estos hechos no fueron los más preocupantes. Lo peor fueron los más de 10 ataques que se dieron en las provincias de Guayas y Esmeralda en la madrugada del 2 de noviembre. Estos ataques incluyeron detonaciones de artefactos explosivos y coches bomba en los alrededores de gasolineras, terminales de autobuses y comisarías, además de tiroteos que dejaron a cinco policías muertos.
Hay que añadir también que pocos días después se encontraron dos cuerpos sin vida colgados de un puente en Esmeralda, en la frontera con Colombia. Prácticas como esta se han visto recientemente, y se cree que es una copia de las tácticas de los carteles mexicanos.
Guayaquil, la ciudad con más violencia
En respuesta a estos eventos, el presidente de Ecuador se trasladó a Guayaquil, la capital de la provincia de Guayas, el 3 de noviembre para coordinar la respuesta gubernamental a la violencia. Aquí fue donde el presidente declaró, al día siguiente, el estado de excepción por 45 días para las provincias de Guayas y Esmeralda, que fue extendido el viernes a la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, donde se confirmaron al menos ocho fallecidos.
El estado de excepción implica la restricción de los derechos de libertad de asociación, reunión y movimiento, la suspensión de la inviolabilidad del domicilio y la inviolabilidad de correspondencia enviada o recibida, y la movilización de las fuerzas armadas "y su participación en el restablecimiento del orden público". El decreto ha recibido varias críticas, pero el presidente Lasso se mantiene firme en su decisión.
Todavía no sabemos cómo terminará la situación en Ecuador, está en desarrollo y más información se podrá encontrar en el blog del Supuesto, pero es claro que la extensión de los carteles mexicanos al resto del mundo está teniendo consecuencias violentas.
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